79.140 PRIMER PREMIO
SUERTE AL FINAL DE LA PATERA
El Gordo cae íntegramente en Roquetas de Mar, una población almeriense con muchos inmigrantes que a partir de ayer tendrán otra vida / La mayor parte del premio la vendieron los alumnos de un Instituto para sufragarse un viaje de estudios
El Mundo, , 23-12-2015«¡Ande, ande, ande, que ha tocado el Gordo!». Amenizados por Antonio Parra, un músico que cogió espontáneamente su guitarra para celebrar la suerte de muchos de sus vecinos, que no la suya, decenas de agraciados por el primer premio de la Lotería de Navidad bailaron ayer por sevillanas y cantaron el villancico que más se oirá en Roquetas de Mar, con ayuda del cava, este año.
«He venido para celebrar la suerte de muchos amigos, porque la suerte hay que compartirla, aunque después quizá no se haga lo mismo con el dinero», reflexionaba el guitarrista, antes de empezar a entonar otro clásico: el Porompompero.
La pequeña oficina de loterías estaba abarrotada de público desde que se conoció que el número de la suerte era el 79.140, del que había vendido 113 series. O lo que es lo mismo, que ha repartido 452 millones de euros.
La mayor parte de ese dinero lo han vendido los alumnos del Instituto de Secundaria Emilio Manzano de Laujar de Andarax, en la Alpujarra almeriense, para costearse un viaje de estudios del que disfrutarán de una manera muy especial.
Sólo en Laujar se han vendido 80 series del Gordo, es decir, 320 millones de euros que igualmente se han repartido por otros pueblos de la Alpujarra, donde también hay alumnos del centro. Entre estas agraciadas se encuentran dos de las tres familias que llegaron a vivir al municipio de Bayárcal en agosto de 2014 atraídas por la oferta de vivienda y terreno de cultivo gratis del Ayuntamiento, pero sus hijos acuden al IES de la vecina Laujar y por eso están en el grupo de bien tratados por la suerte.
El resto –346 décimos– se ha vendido por ventanilla y ha sido muy repartido, tanto en Roquetas como en otros pueblos de Almería y otras provincias, sobre todo porque la ciudad es eminentemente turística y ha propiciado la extensión de la fortuna.
José Martín, el propietario de la administración de Lotería, repartió ayer el mayor premio de su vida, después de que en 2001 vendiera también un cuarto premio de la Lotería de Navidad. «Uno siempre sueña con que esto puede suceder, pero a la vez sabe lo difícil que es, y hoy ese sueño se ha hecho realidad».
Lo decía mientras abrazaba y felicitaba a los agraciados que iban llegando a su administración. Llevaba Martín una camiseta blanca en la que ya hacía referencia al premio, que también ha sido el mayor en la historia de la provincia, como decía Joaquín Cabrera, delegado de la administración de Loterías en Almería, quien también quiso sumarse a la fiesta del Gordo.
Entre los más agraciados se encontraba Mercedes, cliente habitual de la administración y propietaria de un negocio de hostelería de la ciudad. Ella había adquirido un décimo del Gordo, después de que el año pasado ya le tocara el segundo premio, que compró por una terminal en otra administración de la ciudad. «Mis hijas me regañan, porque juego mucho a la lotería, porque dicen que nunca me toca nada», declaraba, de forma enigmática.
Bastante más feliz, aunque agobiado por los medios de comunicación, parecía Wajne, un joven nigeriano que reconoció haber llegado a Almería en patera y que se acaba de quedar en paro, después de haber trabajado en los últimos meses en los invernaderos de la zona y en la venta ambulante.
Aun así, tuvo el detalle de enviar un recuerdo a su hasta ahora jefe, Antonio, quien le acababa de despedir diciéndole que debía buscarse la vida. «Todavía no sé lo que voy a hacer con el dinero», decía antes de que un grupo de amigos lo rescatara de los medios de comunicación para escapar a la carrera.
Llamaba especialmente la atención que entre las personas que se concentraron a las puertas de la administración había muchos inmigrantes subsaharianos y magrebíes. Trabajan en la agricultura de la comarca del Poniente almeriense, aunque pocos eran ayer los que reconocían haber resultado agraciados, apabullados quizás por la presencia de los periodistas, si bien sus sonrisas de oreja a oreja les delataban.
Entre quienes sí admitieron haber resultado premiados se encontraba Jalima, una marroquí que quiso dar las gracias personalmente a José Martín.
A muchos de estos inmigrantes , el Gordo español les ha cambiado su vida y seguramente ayudará a mejorar su situación a partir de ahora.
La fiesta se prolongó durante toda la mañana al frente de la administración, en el centro de Roquetas de Mar, cuyo alcalde, Gabriel Amat (PP), también presidente de la Diputación Provincial y del PP de Almería, expresó su felicidad porque muchos de sus paisanos puedan haber recibido este gran abrazo de la suerte, puesto que en el municipio también se vendió parte de un cuarto y quinto premio.
Amat llegó a decir que correría con los gastos para que la niña que ha cantado el Gordo pueda pasar unas vacaciones en Roquetas de Mar.
El apellido Caballero deberá ingresar en el club de los nombres ilustres de la localidad costera tarraconense de Roda de Berà, de apenas 6.000 habitantes, después de que Ana, Fina y Montse hayan atraído una lluvia de 18,7 millones –un pellizco del segundo premio– a una comarca deprimida tras la crisis del sector de la construcción y a un pueblo con el 21% de paro.
Ana es la propietaria de la administración de la calle Sant Isidre número 6, la única de Roda, que repartió ayer 15 series del 12.775, aproximadamente la mitad en la residencia Mirador de Berà. Fue su hermana Fina, la cocinera del asilo, la que eligió el número y lo repartió entre 35 de los 45 trabajadores, dos residentes y algunos familiares. Entre las múltiples historias de alegría que se vivieron en el centro destaca la de la auxiliar venezolana Soris, casada en España y con dos hijas, que dejó en su país a sus padres y 16 hermanos. Su sueño es ayudarlos, dejar un colchón económico a sus hijas y también «comprar un apartamento en Isla Margarita para las vacaciones». Era el primer décimo que jugaba en su vida.
Dos ancianas también resultaron bendecidas por la suerte. Nieves, a los 92 años, sonreía a los fotógrafos: «Me gustaría ver mundo», adelantó. La segunda, Montserrat, natural de Porrera, se conformaba con abandonar la residencia y volver a su casa en el Priorat –asistida por una auxiliar–, pero no será posible porque «100.000 euros no dan para tanto».
La tercera hermana, Montse Caballero, también fue la responsable de escoger el 12.775 en un grupo de aficionados a la lotería que compra todos los meses. Ella fue el ángel de la suerte de Mercè Navarro, una vecina de 48 años que no podía creer que la fortuna le hubiese sonreído con 125.000 euros. Junto a Mercè, otros habitantes de Roda tampoco daban crédito, entre ellos Manel González, concejal de Urbanismo y Juventud.
El segundo premio del sorteo, el más madrugador ya que lo cantaron los niños Isaac Patricio Vaquero y Nazaret Blanco a los pocos segundos de iniciarse, llevó la suerte sobre todo a Andalucía: 139 de las 160 series se vendieron en las localidades sevillanas de Osuna y La Puebla de Cazalla.
Osuna, el municipio de Sevilla donde a finales del año pasado se rodaron escenas de la quinta temporada de Juego de Tronos, recibió 100 millones de euros de este segundo premio.
La suerte llegó con mediación divina, ya que más de la mitad de los 80 billetes vendidos los repartió la hermandad de San Arcadio Mártir, patrón de la localidad, abonada a ese número desde 1963.
El secretario de la corporación explicó que el premio se repartió a través de décimos, y no de participaciones, y básicamente entre hermanos y amigos de la hermandad. Entre ellos, la alcaldesa de la localidad, la socialista Rosario Andújar, y buena parte de los trabajadores del Ayuntamiento.
Andújar celebró la «racha» que vive su localidad. «Son unos momentos importantes para Osuna. Momentos de apertura, de avance, alegría y bienestar. Ojalá no acabe esta racha», manifestó a la agencia Europa Press. «Le ha tocado a muchísimas personas», dijo admitiendo que ella misma era una de las personas beneficiada y antes de celebrarlo de forma efusiva con una botella de cava.
La noticia sorprendió a un buen número de agraciados en el campo, donde estos días se trabaja en la recogida de la aceituna. Muchos de ellos abandonaron las tareas a media mañana para celebrarlo con sus familias. Francisco Jiménez Pichardo, propietario de la administración número 2 (tres generaciones en la misma familia), que vendió las 80 series del número premiado, aseguró que los afortunados son personas de «toda condición social».
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