La guarida del ‘cerebro’ de los ataques de París

Abaaoud se refugió cuatro días en un «iglú hecho con matorrales» junto a la carretera

El Mundo, DANIEL PUCHOL BOGANI PARÍS, 22-12-2015

Abdelhamid Abaaoud, el hombre que planeó los ataques del 13 de noviembre en París, pasó después cuatro días escondido junto a la A-86, una de las vías de acceso más concurridas de la capital francesa.

Antes de morir en Saint Denis, fabricó un refugio en uno de los poblados de inmigrantes que se encuentran en la localidad de Aubervilliers. En este escondite, a menos de cinco kilómetros del apartamento de la calle Corbillon que los terroristas hicieron saltar por los aires, la policía encontró restos de comida, barritas energéticas, el paquete vacío de una tarjeta de teléfono móvil y unas pilas, una de ellas rodeada por cinta adhesiva y un cable eléctrico, lo que alimenta la idea de que Abaaoud llevaba con él un explosivo.

Los agentes que vieron el refugio donde se ocultó este belga de origen marroquí lo describen como «una especia de iglú construido con matorrales, tras unos arbustos, que contaba con dos espacios separados, uno de los cuales, de unos 25 metros cuadrados, se utilizó como dormitorio».

Tres días después de los ataques, una persona comunicó a la policía que había observado movimientos sospechosos tras unos arbustos. Al día siguiente, las fuerzas de seguridad se situaron cerca del refugio. Tras 20 horas de espera, vieron llegar a una mujer que se acercaba al escondite mientras hablaba por teléfono: se trataba de Hasna Aitboulahcen, la prima de Abaaoud.

Tres minutos después, el presunto cerebro de los ataques salió de su guarida. Aunque llevaba un gorro, los investigadores no tuvieron duda de que era él. Pese a todo, en lugar de detenerlo, decidieron seguirle al comprobar que llevaba puesto un chaleco que podría tener explosivos.

Minutos después, Hasna Aitboulahcen, su primo y una tercera persona caminaron hasta tomar un taxi. A partir de ahí, el objetivo de las fuerzas antiterroristas fue comprobar si tenían ayuda exterior. Al cabo de unos cinco kilómetros, el conductor del taxi les dejó en la calle Courbillon de Saint Denis. A esa hora, las cámaras de vigilancia muestran a tres personas entrando en un edificio hacia las 22.00 horas. Tras una larga espera, las fuerzas especiales intervinieron usando hasta 3.000 proyectiles. Segundos después, el apartamento voló por los aires.

Las fuerzas de seguridad francesas creen que el yihadista galo Charaffe el Mouadan pudo ayudar a coordinar los ataques. El nombre de El Mouadan, a quien la policía sitúa en Siria desde 2013, fue escuchado por un rehén en una de las conversaciones que mantuvieron dos de los terroristas que asesinaron a 90 personas en la sala de conciertos Bataclan.

Según una de las personas que oyó la conversación, un yihadista le preguntó a otro si iba a llamar a Suleyman, nombre con el que se conoce a El Moudan. La respuesta fue un no tajante, añadiendo que las cosas iban a hacerse «a su manera». Tras conocer esta información, la policía cree que el hecho de que uno de los terroristas de la sala Bataclan, Samy Amimour, fuera amigo de la infancia de El Moudan y de que ambos fueran condenados por asociación de malhechores con fines terroristas, hace que esta tesis tenga más fuerza.

Por otro lado, las sospechas que llevan hasta El Mouadan se refuerzan más aun tras conocerse que otro de los terroristas de Bataclan, Ismael Omar Mostefai, viajó a Siria con Amimour y Samir Bouabout, condenados todos ellos en 2012.

Alrededor de París hay cerca de 160 campamentos habitados por inmigrantes de numerosas partes del mundo. Estos poblados, conocidos en Francia como bidonvilles [la palabra se debe a que, en un principio, los inmigrantes hacían sus chabolas a base de bidones] son desde hace años una de las principales luchas entre los partidos políticos locales.

Sin embargo, según la Federación Nacional de Asociaciones Solidarias en Acción, en Francia hay 20.000 personas viviendo en 400 campamentos sin agua corriente ni con las mínimas condiciones de salubridad.

Las fuerzas de seguridad sospechan que Abaaoud pudo usar este escondite junto a uno de los campamentos para pasar desapercibido y, al mismo tiempo, estar cerca del piso de Saint Denis, donde finalmente murió junto a su prima Hasna Aitboulahcen y el tercer hombre aún no identificado.

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