Las ventajas de pertenecer a la Unión Europea son de sobra conocidas y no las voy a recordar. Pero quiero mostrar mi absoluto rechazo a la creación del espacio Schengen. La libre circulación de personas, que muchos nos venden como triunfo excepcional, está siendo para otros muchos un disparate sin precedentes. Las fronteras interiores de la Unión se eliminaron sin asegurar convenientemente el contorno comunitario. El error está ocasionando consecuencias funestas. Toda Europa es un coladero incesante de gentes atraídas por una política de acogida laxa. La integración es una patraña que no funciona en ningún país, porque son precisamente los foráneos los que rechazan ser integrados debido a que su cultura y hábitos de conducta se hallan en las antípodas de los nuestros. La integración ha sido el gran fracaso del proyecto europeo. La lucha va ser dura y difícil, porque el fanatismo islámico es irracional. Por otro lado, si consideramos que bombardear Siria provoca más odio y deseos de venganza, la respuesta sensata es la prevención. Se precisan medidas policiales que incluyan registros exhaustivos, identificaciones y controles permanentes y el restablecimiento de fronteras exteriores e interiores en toda Europa. ¿Seguridad antes que libertad? Por supuesto que sí.