CARAS DE LA LEGISLATURA RITA BOSAHO
La lucha por la mujer llega de África al Congreso
El Mundo, , 18-12-2015Desde hace unos meses, Rita Bosaho aparca su timidez cada mañana para darse al mundo. Ríe nerviosa cuando le preguntan quién es, pero hay algo que sí tiene claro: es española nacida en Guinea Ecuatorial. La cabeza de lista de Podemos por Alicante tiene la piel negra y reivindica su sangre hispana: nació en 1965 en la antigua colonia de Santa Isabel, sólo tres años antes de que se independizara de España. Tras el 20-D puede convertirse en la primera diputada negra en el Congreso. Ella quiere representar a un pueblo, el español, al que siempre sintió como propio, aunque no fue hasta los años 80 cuando aterrizó en la Península. «No soy inmigrante, aunque sí haya pasado por un proceso migratorio», quiere remarcar.
Su tío, Enrique Gori Molubela, fue diputado en las Cortes franquistas y participó después en la comisión de independencia de Guinea Ecuatorial, un país que ha atravesado varios regímenes dictatoriales. Estas dos historias –la familiar y la de su país– han marcado su camino: «Cuando vienes de un sitio donde no hay libertades y llegas a otro donde puedes expresarte libremente, te das cuenta de que la lucha por los derechos humanos debe ser continua, da igual dónde estés».
Licenciada en Historia, prepara desde hace dos años una tesis en la que trata una de sus «obsesiones»: los derechos humanos. Sus ideales se combinan con el realismo crudo de estar en la primera línea social. Además de sus más de 20 años trabajando en la sanidad pública como auxiliar de enfermería, conoce también la radiografía de otro dolor, ése que trata a través de varias ONG y el que quiere combatir desde su escaño: la lucha contra la violencia de género y la desigualdad.
La violencia contra la mujer y las migraciones son los dos ejes sobre los que quiere cimentar su carrera política. Hasta ahora, esta enfermera afroespañola se dejaba ver en una plaza alicantina cada vez que se producía un asesinato de este tipo. Aunque quiere mantener esta costumbre, luchará por dar desde su escaño la voz a quienes ya la han perdido. «Es una de mis mayores preocupaciones», admite. ¿Un reto para esta legislatura? «Que la violencia de género se convierta en un problema de Estado. Sería la bomba», contesta sin pensar.
La vitalidad de Bosaho maquilla, aunque sin ocultar, sus verdaderas preocupaciones. «¿A qué mundo he traído a mi hijo?», se preguntó durante años. Las inquietudes, que ya estaban ahí, encontraron su cauce tras el 15-M. «La oportunidad sólo podía tenerla en Podemos, que llegó para hacer entender que la política no era cosa sólo de quienes la hacían, sino del pueblo, que también tenía que interesarse. Es esto lo que yo quería, aunque no sabía cómo se podía materializar», reconoce.
Las grandes virtudes políticas son para ella la honestidad y el respeto, aunque a nivel personal se exigirá también un plus: «Voy a luchar por seguir apegada a la gente, que me vean como alguien cercana. Sería una irresponsabilidad si no fuera así, porque si no estás ahí, tampoco sabes cómo mejorar la situación de las personas a las que representas». Firme en su convicción, se marca una máxima: «No quiero perder nunca la empatía».
Tras su salto a la palestra, el tiempo escasea y dice necesitar «una vida más». Vive estos días con la intensidad propia de la campaña y la frescura de la primera vez. Confía en tener, más adelante, «momentos de reflexión» para digerirlo todo y agradecer el cariño que se está encontrando. «Las sonrisas de la gente» que, dice, en Podemos son parte del ADN: «Sonreír es nuestra forma de decir que estamos indignados, pero que vamos a conseguirlo con la fuerza, el respeto y el trabajo».
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