donostia – El Ararteko, Manu Lezertua, reivindicó ayer la “dignidad” de las personas migrantes y advirtió de que las fronteras no deben servir de “excusa” para tratar a este colectivo de forma “vejatoria y humillante”. El Defensor del Pueblo Vasco aprobó una declaración con motivo del Día Internacional de la Persona Migrante, que se celebra hoy.

Lezertua recordó que el Observatorio Vasco de Inmigración ha elaborado recientemente un estudio sobre el impacto económico y demográfico de la inmigración en Euskadi. El informe acredita que los inmigrantes aportan 38 millones de euros más de ingresos a las arcas públicas vascas que lo que suponen de gasto. Además, constata que la población de Euskadi habría perdido 50.000 habitantes sin la llegada de personas de otros países.

El Ararteko destacó, por ello, que la migración “es una aspiración del ser humano ante situaciones de dificultad”, como la pobreza, la violencia o los desastres naturales movilizan. Según explicó, las mujeres y los niños representan aproximadamente la mitad de las personas migrantes. En este sentido, señaló que su situación de mayor vulnerabilidad “exige políticas públicas, normativas y programas que combatan la violencia”, incluida la trata de seres humanos y la discriminación.

Para avanzar en el reconocimiento de los derechos de las personas migrantes, esta institución incidió en la necesidad de que se reconozca el derecho a migrar como “derecho humano fundamental dotado de protección”. Para ello, pidió que se adopten convenios, tratados y convenciones.

Por otro lado, lamentó que la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y sus familias haya sido ratificada por “muy pocos” estados.

Respecto a los refugiados, solicitó que, “además de la obligada acogida” a las personas que huyen de un conflicto bélico en cumplimiento de la normativa sobre asilo y refugio, es necesario avanzar en el reconocimiento de derechos a las personas migrantes “para que tengan derecho, desde el primer momento, a una vida digna”; y para que las fronteras “no sirvan de excusa para dar un trato vejatorio y humillante a las personas”. – E.P.