Bruselas impone a los Estados una policía de fronteras con 1.500 agentes
Es su última bala para salvar el Tratado de Schegen ante la avalancha migratoria que ha traído a Europa casi millón y medio de migrantes durante el 2015
La Voz de Galicia, , 16-12-2015La Comisión Europea quiere terminar con el desorden de las fronteras exteriores europeas. Ninguna de las medidas adoptadas en los últimos meses para tratar de controlar el flujo de migrantes a la UE ha funcionado. «Frontex ha sido un fracaso», espetó ayer en la Eurocámara la diputada eslovena Tanja Fajon.
La presión es enorme. Los cálculos de Bruselas indican que casi un millón y medio de migrantes han llegado a la UE a lo largo del 2015, 700.000 a través de Grecia, el enorme agujero que tiene abierta la Unión en una de las fronteras exteriores. De los cinco «hotspots» que deberían estar funcionando en territorio heleno, solo el de Lesbos está operativo, reconoció ayer el Ejecutivo comunitario. El registro e identificación de migrantes sigue siendo una tarea pendiente.
La situación sigue desbordada principalmente en el territorio heleno, desde donde parten todos los refugiados hacia el norte de Europa a través de los Balcanes. La presión sobre los países centroeuropeos y Alemania ha alcanzado cotas difíciles de recordar obligando a sus autoridades a imponer controles temporales en las fronteras internas del espacio de libre circulación Schengen. Para evitar que se rompa definitivamente ese pilar fundamental de los Tratados, el vicepresidente de la Comisión, Frans Timmermans, y el comisario de Migración, Dimitris Avramopoulos, presentaron ayer la última bala en la recámara de Bruselas. Se trata de una propuesta para dar forma a la Agencia Europea de Fronteras y Costas, un organismo que se encargará de supervisar y detectar debilidades y brechas en los puntos calientes de entrada de migrantes en las fronteras externas y garantizar el retorno de los que no obtengan el derecho al asilo.
La agencia estará dotada de 1.500 expertos movilizados por los Estados miembro. Deberán estar disponibles de urgencia en un plazo máximo de dos días cuando se desencadene una crisis en las fronteras externas que ponga en riesgo la seguridad interna en la UE. Será la propia Comisión, tras consultar a un comité con representación de los 28, la que de luz verde al despliegue si un país en cuestión no logra poner orden con sus propios recursos o «no esté dispuesto a hacerlo».
La propuesta ha tenido buena acogida en la Eurocámara, donde la mayor parte de los grupos se mostraron favorables a la cesión de mayor soberanía a la UE, pero las dudas persisten. Bruselas admite que la guardia debe trabajar codo con codo junto a las autoridades nacionales pero, ¿y si se niegan? Y lo más importante, ¿aceptarán los socios una propuesta que supone poner en manos de la Comisión la gestión de su territorio? Todo indica que la iniciativa tropezará con las reticencias de las capitales..
Dentro del marco para reforzar los controles, Bruselas también propuso reforzar Frontex hasta conseguir de forma gradual 1.000 efectivos en el 2020 y revisar el código Schengen para introducir los controles sistemáticos en las entradas y salidas por tierra, mar y aire.
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