Pu, de 50 años, se ha sentado en el banquillo acusado de “incitación al odio étnico” y “provocación de disturbios” y, como prueba, se presentaron siete textos críticos publicados por él en la red social Weibo, equivalente al Twitter en China.

En ellos criticó el tratamiento del régimen a las minorías musulmanas en el país y habló de presunto nepotismo en favor del comandante Mao Xinyu, único nieto del fundador del régimen, Mao Zedong, casi siempre usando un tono irónico.

Los dos delitos podrían suponer una pena conjunta de hasta 17 años de cárcel, aunque la Fiscalía ha aconsejado a los jueces que dicten una sentencia “ligera”, según ha declarado el abogado defensor de Pu, Mo Shaoping.

Mo ha resaltado que su cliente ha admitido ante los jueces que había mandado los siete mensajes, pero “ofreció disculpas en caso de que estos hubieran dañado a alguien” y ha expresado su esperanza en que se emita un veredicto “razonable”.

Pu Zhiqiang, que se ha mostrado sereno de ánimo según su defensor, dispuso de unos minutos de descanso durante la vista, que duró unas tres horas, para que tomara algo de comida y bebida, ya que es diabético y su salud es delicada.

Mientras tanto, en las inmediaciones del Juzgado Intermedio Número 2 de Pekín, un centenar de policías patrullaron la zona e intentaron impedir que la prensa y grupos de apoyo a Pu se acercaran al tribunal, lo que se tradujo en varios incidentes violentos.

En distintos momentos de la mañana, los activistas desplegaron pancartas proclamando la inocencia del acusado, lo que ha provocado rifirrafes con grupos de presuntos agentes vestidos de paisano que se identificaban con una pegatina amarilla con una sonrisa.

En algunos casos, los agentes se llevaron con violencia a activistas e intentaron por la fuerza impedir a cámaras de televisión que grabaran. En al menos un caso, un reportero fue empujado al suelo violentamente, mientras otros eran golpeados en la espalda, según ha denunciado el Club de Corresponsales de Prensa Extranjera (FCCC).

“Ya veis como nos tratan, en este país no hay derecho”, comentaba durante estos altercados uno de los activistas que hoy se acercaron al juzgado, algunos con el objeto de apoyar a Pu y otros para intentar contar sus casos personales de enfrentamiento con el régimen.

Uno de ellos, Xu Chongyang, ha relatado que había acudido a dar su apoyo a Pu porque él le asistió en un problema que había tenido con las autoridades y ha asegurado: “Es muy extraño que un abogado profesional, conocedor profundo de la ley, sea juzgado por gente que no sabe de leyes”.

El Ministerio chino de Asuntos Exteriores, por su parte, ha asegurado que hoy “las autoridades judiciales mantuvieron el orden de acuerdo a la ley, y las personas deberían cooperar con ellas, en vez de lo contrario”, según su portavoz Hong Lei.

Pu Zhiqiang, defensor de múltiples casos de derechos humanos en los últimos años, ha sido una de las figuras más visibles en la lucha por las libertades y la construcción de un sociedad civil en China.

Concienciado desde el movimiento estudiantil de protesta de 1989, durante el que participó en huelgas de hambre, Pu fue detenido en mayo del 2014 después de tomar parte en un encuentro para conmemorar precisamente el 25 aniversario de la matanza de Tiananmen.

Tras ello la policía ha pasado año y medio buscando pruebas que le lleven a la cárcel, pero solo ha encontrado los siete tuits presentados hoy por la acusación, algo que el entorno del abogado considera una buena señal, y este podría recibir una sentencia leve.