Le Pen no logra imponerse en la segunda vuelta de las regionales

El Mundo, MARÍA D. VALDERRAMA PARÍS, 14-12-2015

El partido que dirige Marine Le Pen no gobernará ninguna región a pesar de haber sido el más votado en la primera vuelta de las elecciones regionales. Sin embargo, la fuerza que toma la formación de ultraderecha, triplicando su presencia en algunos territorios, pone en evidencia el descontento ciudadano con los dos partidos principales, que deberán cambiar de estrategia.

El Frente Nacional no gobernará finalmente ninguna de las 13 regiones francesas, pero se ha quedado a las puertas. El partido de ultraderecha fue la primera fuerza en la primera vuelta de las elecciones regionales y, en esta ocasión, la llamada a hacer «barrera republicana» contra el FN ha vuelto a funcionar. El PS gobernará cinco regiones; Los Republicanos, siete mientras los nacionalistas ganan en Córcega, pero el aumento de simpatizantes del FN es ya un hecho y la dinámica promete seguir al alza.

La abstención en este tour era del 41,5% a las 20.00 horas frente al 50,09% del anterior domingo. Una mayor movilización del electorado en lo que recordó en muchas regiones al mítico duelo de las presidenciales de 2002 entre Jacques Chirac y Jean-Marie Le Pen, con una fuerza del electorado del FN nunca antes visto.

Ni siquiera las tres regiones que más preocupaban a los líderes nacionales, Calais-Picardía, Provenza y Alsacia, cayeron en manos de la formación lepenista, que obtuvo sin embargo unos resultados nada despreciables. Le Pen consiguió un 41,90% de los votos frente al 58,10% de Xavier Bertrand, candidato de LR y algo más empatados se vieron también Marion Le Pen en Provenza con el 44,20% frente al 55,8% del conservador Christian Estrosi. También sucedió así en Alsacia donde, a pesar de la negación de los socialistas a retirarse, Los Republicanos superaron en casi diez puntos al frontista Florian Philippot.

Estas elecciones han puesto de relieve la crisis de la política francesa y un rechazo cada vez mayor de los ciudadanos a los partidos tradicionalmente en el poder. Todos los líderes políticos que se explicaron después de conocer las primeras estimaciones quisieron dejar claro que saben que hay que cambiar si no quieren dejar que el FN siga comiéndoles terreno

«Nadie puede considerarse ganador», aseguró Xavier Bertrand, que presidirá durante los próximos seis años el consejo regional de Nord-Pas-de-Calais-Picardie. «Hace 30 años que la clase política dice que ha recibido el mensaje, que ha comprendido y al mismo tiempo no hacen nada», volvió a criticar el ex ministro, que ya se mostró bastante duro con Sarkozy y los suyos a mitad de la semana pasada.

«Tenemos que mostrar que podemos ser capaces de dar ganas para volver a votar por en lugar de votar contra», remarcó Manuel Valls al final de la jornada electoral. El primer ministro, que se expresó en nombre del Gobierno, no quiso hablar de victorias. «Nada de triunfalismo, el peligro de la extrema derecha está ahí. No olvido los resultados de la primera vuelta. La política no se retomará como antes».

La ausencia de François Hollande en esta tensa semana electoral ha sido mal vista entre las filas del Gobierno y los socialistas. El presidente ha preferido mantenerse al margen, a pesar del avance de la extrema derecha, centrándose en el desarrollo de la Cumbre del Clima que finalizó también este fin de semana.

Valls dio la cara por el patriotismo socialista frente a las continuas llamadas de Le Pen a los «patriotas», que ella defiende como su electorado. «El patriotismo es la reconciliación con todo aquello que somos: la unión de franceses, la fraternidad, el orgullo de nuestra lengua, de la fraternidad, de organizar la COP21 y dar un acuerdo climático para salvar el mundo, el orgullo de nuestras empresas, de nuestra juventud, de nuestros valores», dijo Valls citando especialmente la laicidad.

Por su parte, el ex presidente Nicolas Sarkozy gritó los que parece tener claros como pilares de su partido: «Unidad en la familia de Los Republicanos, unión con el centro, rechazo a los extremismos. Este principio debe manterse en el futuro». «Debemos tomar el tiempo de debatir las grandes cuestiones para las que los franceses esperan respuestas precisas, fuertes y comprometidas sobre Europa, sobre el paro, la política económica, la seguridad y la afirmación de nuestra identidad. Sería un error pasar de una elección a otra como si los franceses no nos hubieran dicho nada», añadió. Para los conservadores, este será el debate de los meses que vienen, tarea para la cual piensan «trabajar en equipo al servicio de Francia».

La única que se vio capaz de dar un discurso de victoria fue precisamente Marine Le Pen. Su derrota es al mismo tiempo un triunfo para su partido, que triplica su presencia en el Consejo Regional de Calais-Picardía. «Nada podrá pararnos», aseguró Le Pen ante una sala llena de militantes que la aclamaban: «¡Marine, Marine, Marine!».

Le Pen no se cortó en mostrar un discurso más propio de una presidenta, lo que muestra su convicción en las posibilidades del partido de ultra derecha. «Queridos compatriotas, les felicito por su coraje y determinación». La presidenta del FN lanzó una denuncia al «sistema» que definió como un «régimen agonizante» que está «en peligro» y «va a la deriva», así como la «campaña de calumnias y difamación decidida en los palacios dorados de la República».

«Al servicio de la Francia eterna y fraternal, les invito a seguirnos en los próximos meses para unir a todos los franceses que quieran participar», pidió Le Pen, que no dudó incluso en hablar de «éxito» y de su intención de establecer dos nuevas corrientes en la vida política en lugar de la izquierda y la derecha: los patriotas y los que defienden la globalización. «Viva la República, viva la patria y viva Francia», sentenció entre vítores.

Muchos teóricos de la política se apresuran a recordar a los principales partidos que este voto al FN es un gesto de sanción, como explica a EL MUNDO el politólogo Thomas Guenolé. «La izquierda y la derecha llevan las mismas políticas en muchos sentidos. El elector se dice ‘si no estoy de acuerdo con esto, ¿a quién voto?’. Si la derecha y la izquierda no cambian su forma de gobernar, el voto de los descontentos irá a partidos antisistema, como lo es el Frente Nacional».

EL CASTIGO DE LAS REGIONALES
El efecto 13-N. El politólogo francés Thomas Guénolé asegura que los comicios regionales suelen «castigar al partido en el poder estatal». En esta ocasión, los atentados de París «han cortado la campaña electoral» y ha triunfado el «voto del miedo» a favor del FN, castigando tanto a la izquierda y a la derecha.

Políticas económicas. «Tampoco han ayudado las políticas económicas de Hollande: el paro no baja, para muchos franceses los impuestos aumentan», subraya Guénolé.

Inmigración. Otro factor que ha alimentado al FN es su postura anti inmigración. «La inmigración afecta al pobre que está o en paro o en situación laboral precaria y ve a los inmigrantes como competencia», concluye el experto en una entrevista. / M.D.V.

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