"¿Cómo hemos llegado hasta aquí?"

El Periodico, , 07-12-2015

El ultraderechista Frente Nacional (FN) confirmó este domingo sus pronósticos más favorables convirtiéndose en el partido más votado en la primera vuelta de las elecciones regionales celebradas en Francia, las primeras tras los terribles atentados de París y última cita con las urnas antes de las presidenciales del 2017.

El miedo a la amenaza yihadista y la oleada de refugiados llegados a Europa este verano han pesado en el comportamiento electoral de muchos franceses, consolidando el avance imparable del FN, pero las razones de ese voto que no deja de crecer tienen raíces más profundas, según la lectura de los resultados que hace la prensa gala. Todos los diarios creen que sería un error imputar la victoria del partido xenófobo, antieuropeo y reaccionario sólo a la actual coyuntura.

No es casual que las dos regiones donde la formación de Marine Le Pen logra su mejor marca (Norte – Paso de Calais – Picardía y Provenza – Alpes – Costa Azul) sean zonas castigadas por un paro superior a la media o donde las esperanzas de los votantes socialistas se han visto defraudadas. Desilusión es la palabra elegida por un diario popular como Le Parisien para explicar en su editorial el voto de los franceses.

Según Libération,  la clase política debería hacer examen de conciencia para saber por qué es blanco de la ira de los ciudadanos y, en el caso particular de la izquierda,  admitir que la falta de resultados está abriendo un bulevar a la intolerancia.

Para el periódico progresista, antes que a Marine Le Pen, hay que combatir los males que han permitido nutrir su programa ideológico: la impotencia de los poderes públicos, la desesperación de la gente o la incapacidad de oponer a las imprecaciones del FN contra la inmigración una política humana y creíble.

Un viento de cólera que viene de lejos es la interpretación que hace el conservador Le Figaro para explicar por qué la ultraderecha se ha convertido en una opción política para uno de casi cuatro electores. Como el resto de la prensa alude a la desilusión y al fracaso tanto de la derecha como de la izquierda para responder a las demandas de los ciudadanos. La angustia es antigua y profunda. La de un país que no se siente protegido por sus gobernantes.

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