«No tengo previsto volver, aquí me siento como en casa»
«Austria, mi país natal, es ahora mi destino de vacaciones», dice este profesional, que pisó Euskadi por primera vez hace más de una década
El Correo, , 07-12-2015El Adviento, las semanas previas a la Navidad, gozan de una importancia especial en ciertos países de Europa. Son días distendidos y tranquilos, de abrazos, paseos y disfrute familiar. En lugares como Austria, el calendario del último mes del año avanza entre mercados navideños, chocolates, árboles decorados y nacimientos. No en vano, esta época es, para muchos, la más bonita del año. Y es también una de las cosas que más se añoran al emigrar. «Echo de menos esta época», confiesa el austríaco Mario Lechner, que ahora vive en Euskadi. «Extraño el pan negro», agrega. ¿Añoranza de fogones? «Ya empiezo a hablar como un vasco», reconoce con humor, mientras recuerda que una de las primeras cosas que le sorprendieron al asentarse aquí fue, precisamente, «la importancia que se le da a la gastronomía. ¡No hay conversación en la que no esté presente la comida!», observa. Ese rasgo, como todo, le ha supuesto un ejercicio de adaptación.
«En general, la gente tiene costumbres y ritmos de vida algo diferentes. Allí somos más de quedar en casa con los amigos y la familia y no tanto de socializar en la calle ni de ir de bares. Algo que me llamó la atención cuando vine por primera vez es que la gente no fuese tan abierta como yo me la había imaginado. Sin embargo, he podido comprobar que, una vez que uno se crea su entorno en Euskadi, encuentra amigos con una lealtad y un nivel de compromiso muy notables». Desde su primer viaje hasta hoy han pasado muchos años y una larga historia de amor. «Mi esposa es donostiarra. La conocí en Italia en 1998, cuando ambos éramos estudiantes de Erasmus. Desde entonces, no he parado de venir al País Vasco. Incluso estuve viviendo aquí de 2006 a 2013», explica.
«Cuando tuvimos que elegir un sitio para vivir, decidimos que yo me desplazaría. Por mi formación como ingeniero y mi experiencia en la industria siderúrgica y metalúrgica, pensamos que sería más fácil para mí encontrar oportunidades equivalentes en la industria vasca que para ella en Austria siendo, como es, profesora de Derecho en la Universidad del País Vasco», argumenta. «Pero lo cierto es que tampoco fue fácil para mí en los inicios», prosigue. En lugar de tener opciones de acceder a puestos en la industria, que era mi objetivo, se me ofrecían posibilidades en centros de I+D+I».
La oportunidad de hacer lo que realmente le gusta, y aquí, le ha llegado hace poco. «Soy ingeniero de investigación y simulación dentro de Tubacex, una empresa que también tiene presencia en Austria. Realizo diseños experimentales para identificar y cuantificar variables de procesos de fabricación de tubos en acero inoxidable y altas aleaciones», indica. «Es un puesto con distintas y muy variadas facetas, todas con el objetivo de mejorar el producto y minimizar los costes de fabricación». Lechner ofrece una somera explicación: «Esta una experiencia mucho más fácil y positiva para mí, puesto que la empresa me ha brindado la oportunidad de hacer un cambio interno dentro del propio grupo. Una modificación por la que estoy muy agradecido y que está resultando muy estimulante, pues se me ofrecen nuevos ámbitos y líneas de trabajo. Además, me he incorporado a un departamento en el que hay un equipo de personas con el que da gusto trabajar».
«Me echan de menos»
Sin duda, Mario valora mucho el ambiente laboral, a sus compañeros y el tipo de trabajo que hace. «Me encuentro muy a gusto porque tenemos un clima muy estimulante en el que se promueven los intercambios de ideas y opiniones entre el equipo, lo que para mí es una ventaja añadida», revela. Pero también se siente cómodo fuera de la empresa. «La adaptación está resultando muy sencilla gracias a mi mujer y su entorno, que me facilitaron mucho todo el proceso en los primeros años». Por supuesto, la noticia de su traslado a Euskadi resultó «agridulce» para su familia. «Se alegraron por mí porque sabían que suponía la posibilidad de volver a estar con mi mujer, pero, lógicamente, me echan de menos». Algo que suple con creces con otros apoyos. «En cuanto mi esposa y su familia, qué voy a decir. Están todos encantados de que se me haya ofrecido esta posibilidad. No tengo previsto volver a Austria. Veo mi futuro, tanto familiar como profesional, aquí, así que iré a Austria de vacaciones. Lo cierto es que ahora puedo decir sin lugar a dudas que me siento como en casa».
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