San Cristóbal, antaño zona obrera y ahora olvidada por las administraciones, es donde más votos sacó el PSOE el 24-M L El barrio, lleno de jubilados y parados, tiene mucha inmigración

Una arcadia que languidece

El Mundo, ROBERTO BÉCARES MADRID, 29-11-2015

El barrio de San Cristóbal de hace 45
años que dibuja Conchi, jubilada,
suena a la arcadia de un pueblo en la
misma capital. Un barrio de casas
nuevas y modestas, donde vivían
cientos de familias obreras, muchas
provenientes de Extremadura, Andalucía
o Castilla-La Mancha. Todos los
vecinos se conocían. Se hacía vida
en las calles. Los niños jugaban hasta
las tantas con la seguridad de saber
que nada iba a pasar. «Éramos
como una familia». Ahora, dice Conchi,
«a partir de las diez de la noche
no hay quien salga a la calle del miedo
que tienes. Está todo hecho una
guarrería, la gente mea en los árboles
como si fuera su casa».
«Es que este barrio es un gueto»,
prosigue su hijo: «Yo tengo amigos
policías que dicen que sólo vienen
aquí a dar palos». Él se llama Roberto,
tiene un hijo y «otro a punto de
nacer». Hace seis meses le echaron
de su trabajo en un almacén tras siete
años con contratos temporales. Su
mujer no trabaja y la necesidad le hizo
saltarse la ley. «Me he tenido que
meter de okupa, si se meten otros en
el barrio, como los inmigrantes, ¿cómo
no me voy a meter yo, que soy
español?», suelta mientras enciende
un pitillo.
«En cuanto pueda vendo el piso y
me voy», le interrumpe su madre
mientras espera en la parada de autobús
de la calle Godella, la calle más
socialista de Madrid. En las pasadas
elecciones autonómicas del 24-M, el
PSOE obtuvo en esta zona de San
Cristóbal, entre las calles Godella,
Burjasot y Rocafort, en el distrito de
Villaverde, el 62,57% de los votos. Un
dato abrumador teniendo en cuenta
que el candidato socialista autonómico
Ángel Gabilondo sumó el 25% de
las papeletas en toda la región.
«Este es un barrio obrero, a mí me
gustaba mucho Felipe González, pero
ahora a los obreros nos están hundiendo
», razona Conchi, que ahora
pasea por las calles anchas y ajardinadas,
orgullo antaño, y no ve más
que desperdicios, juguetes rotos,
plásticos tirados y cacas de perro por
aquí y allá.
En el bar Las Palmeras, en un recodo
de esos propio de barrio humilde,
el menú diario vale 7,50 euros y
el café con tostada 1,40 euros. Aun
así, es la hora de la sobremesa y no
hay nadie dentro del bar. «Aquí es
que hay mucha gente en paro», dice
el dueño, de origen sudamericano.
En el local de al lado, Alexander, rumano,
cogió hace tres meses el traspaso
de una tienda de alimentación.
«Va muy mal, sólo nos llega para pagar
el alquiler. Aquí no hay dinero.
Aquí sólo hay gente pobre y mucho
jubilado», lamenta el comerciante.
Es la hora de salida de los colegios,
pero apenas se ven niños por la
zona. El parque infantil está desierto.
Varias hileras de edificios de esta
zona, las pegadas al llamado parque
de los pinos, fueron construidas por
la Empresa Municipal del Transporte
(EMT) para sus trabajadores. La
ropa cuelga de los tendederos de las
fachadas como si llevara ahí toda la
vida. Las hojas del otoño se acumulan
en cada esquina. Hace tiempo
que nadie pasa a limpiar. Muchos de
los portales tienen los telefonillos rotos.
«Es que hay muchos okupas en
los edificios», dice Esther, que lleva
ocho de sus 30 años viviendo en el
barrio porque «está tirado» –hay pisos
de 70 m2 por 30.000 euros– pero
que si puede se iría: «Hay mucha criminalidad,
al parque de los pinos por
la noche mejor ni pases, ni a la zona
pegada a la Renfe». De política prefiere
no hablar: «Es que son todos
San Cristóbal, antaño zona obrera y ahora olvidada por las
administraciones, es donde más votos sacó el PSOE el 24-M L
El barrio, lleno de jubilados y parados, tiene mucha inmigración
Una mujer pasea con su hija por una de las calles del barrio. J. BARBANCHO
Perspectiva de uno de los bloques de viviendas de la zona de la calle Godella, en San Cristóbal. JAVIER BARBANCHO
POLÍTICA
POR
BARRIOS
Una arcadia que languidece
iguales, yo no voto».
María, también jubilada, admite
que el barrio ha sido de izquierdas
de toda la vida, pero «en el 92 el
PSOE se cargó mucha de la industria
de la metalurgia que había por el
barrio, como Boetticher, por eso, el
que tuvo dinero se marchó del barrio
». Juan José se está tomando una
coca-cola en la terraza de un restaurante
de Kebab, al lado de la parroquia
San Lucas. «Yo ya no vivo aquí
desde hace 20 años; era un barrio de
gente trabajadora, pero ahora, mira,
yo estoy aquí porque este local es
mío y no me quieren pagar el alquiler
», dice con evidente cabreo mientras
negocia con el hostelero paquistaní
que gestiona el local con más aspavientos
que palabras.
Maite ronda los 50 años, y se está
tomando un café en una terraza antes
de entrar a trabajar. «Aquí había
cines, muchos comercios y hasta una
comisaría, ahora mira cómo está el
barrio», dice echando una mirada alrededor.
«Han cerrado casi todas las
tiendas», precisa Juani. «Aquí empezaron
a caerse los bloques y empezaron
a bajar los precios».
Alfredo viene de echar currículums.
Tiene 32 años, y cuatro hijos.
«Antes curraba en la construcción, y
llevo ya unos años con el RMI, he
trabajado de jardinero, y ahora estoy
harto de echar currículums, en las
bolsas de empleo te apuntas, pero no
hay nada», dice Alfredo, que pasa de
la política. En un bar del barrio cuatro
parroquianos echan la partida.
«Estamos tan defraudados con la corrupción
que no te entran ganas de
votar a nadie. Es que yo robo una gallina
y me echan tres años; otros roban
500.000 euros y les echan tres
meses», se queja Emilio, que se dedica
a la pintura, y lleva siete años sin
trabajar.
«Aquí se ha votado siempre a Izquierda
Unida, y al PSOE también,
somos gente currante, gente obrera,
pero ahora hay mucho paro…, y
apunta ahí que también hay gente
que vota al PP… ellos sabrán», dice
otro parroquiano mientras apura un
brandy. Diego Andurrea también por
ahí. Tiene 30 años, es gitano, y dice
que la chatarra «ya no da ni un duro
». «Con todos los okupas y la gente
que está viniendo de fuera…».
«Yo siempre he tenido la costumbre
de votar al PSOE», explica Ramón,
jubilado, pero que trabajó de
mozo de almacén en Mercamadrid
toda su vida. «Yo lo que le pido al
que salga es menos parados y menos
ricos», añade José Luis, también
jubilado, que al preguntarle si
vota socialista, pone una sonrisilla:
«Yo voy saltando de partido en partido
». Juani es dominicana, no sabe
si votará las próximas elecciones
pero sí lo que pide: «Mis dos
hijas llevan tiempo en paro».
«Aquí se ha votado
siempre al PSOE y a
IU, somos gente
obrera, currante»
Los pisos están
«tirados», 30.000
euros, y hay
multitud de okupas

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