Ultimátum de la UE a Grecia: se irá de Schengen si no controla sus fronteras

El comisario de Sanidad afirma estar horrorizado por el trato dado a los refugiados

La Voz de Galicia, CRISTINA PORTEIROBruselas / Corresponsal,, 03-12-2015

Se acabó el juego del gato y el ratón para Grecia. El país hace aguas por todos sus flancos, tanto en los puntos de entrada como de salida de refugiados en las fronteras con Turquía y Macedonia. Los socios han perdido la paciencia ante la actitud del primer ministro Alexis Tsipras y le han lanzado un ultimátum. O pone orden en los flujos migratorios o Grecia queda expulsada del espacio de libre circulación Schengen hasta nuevo aviso. «La libre circulación de los europeos solo puede preservarse si aseguramos las fronteras», aseguró ayer el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen. Sería la primera vez que se suspende la participación de un país miembro desde que el acuerdo vio la luz en el año 1985.

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El Gobierno heleno ya había insinuado el pasado mes de marzo que provocaría una «oleada de refugiados» si no se atendían sus exigencias en torno al programa de rescate. Pero el Ejecutivo de Tsipras se defiende. «Grecia ha estado cumpliendo pese a las dificultades, sus obligaciones europeas», aseguró ayer.

La realidad desmiente esas afirmaciones. El país está desbordado. No funcionan los «hotspots», faltan equipos informáticos, no hay comunicación con los países vecinos ni recursos para acoger a todos los migrantes que llegan, fundamentalmente, de Oriente Medio. En lo que va de año, la UE ha recibido unos 885.000 desplazados, según cifras de Naciones Unidas. De ellos, 741.000 habrían llegado por Grecia y solo 144.000 por Italia. La magnitud de la crisis, parece no asustar a las autoridades helenas que se han negado a recibir ayuda de sus socios y Bruselas.

Grecia rechazó el despliegue de 400 efectivos de Frontex en su frontera con Macedonia, donde ayer se repitieron escenas de tensión cuando 200 migrantes, de los 1.500 apostados desde hace semanas en el terreno, intentaron cruzar al país balcánico. La policía intentó dispersarlos con gases lacrimógenos y balas al aire. Atenas se defiende asegurando que no quieren volver a la capital y que los países de origen no se hacen cargo de sus readmisiones, pero lo cierto es que tampoco quiere activar el mecanismo civil de emergencia para recibir apoyo. La UE ya no admite más excusas. Los socios están furiosos y exigen medidas eficaces antes de la cumbre de líderes europeos a mediados de este mes.

La UE tampoco está en condiciones de dar lecciones a Grecia. El comisario de Salud, Vytenis Andriukaitis, denunció en una carta enviada al presidente de la Comisión, Jean Claude Jucker, la deplorable situación en la que se encuentran los refugiados en la isla de Lesbos tras su visita el pasado 19 de noviembre. El lituano confesó sentirse «horrorizado» al ver a centenares de personas durmiendo al raso, congelados y hambrientos. «Esto es inaceptable. La gente me preguntaba cuándo vendría la UE a ayudarles. Nuestros esfuerzos son cualquier cosa menos visibles», admitió en la nota divulgada por Le Soir. Andriukaitis narra a Juncker la frustración que viven los voluntarios en la isla al no poder salvar vidas por falta de equipamiento básico. «Presidente, no estuve en África ni en países lejanos en desarrollo. Fui testigo aquí, en la UE, de lo que está pasando. Es inaceptable que mueran niños por hipotermia porque no hay un pequeño hospital móvil en la playa, o ambulancias o simples mantas».

Eslovaquia lleva a la justicia europea la acogida obligatoria de asilados
El primer ministro eslovaco, Robert Fico, cumplió ayer sus amenazas. Bratislava llevó hasta el Tribunal de Justicia de la UE su denuncia contra el programa obligatorio de cuotas para la reubicación de 120.000 refugiados que aprobaron los socios el pasado septiembre contra su voluntad y la de otros tres países (República Checa, Hungría y Rumanía). «Pedimos que la imposición de cuotas se declare nula», indicó. «No tienen sentido y son técnicamente imposibles», añadió. Su homólogo húngaro, Viktor Orbán, echó más leña al fuego del debate migratorio al insinuar que Berlín estaría liderando una iniciativa para acoger hasta 500.000 refugiados más procedentes de campos en Turquía.

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