Un cortafuegos de 3000 millones para Turquía
El Mundo, , 30-11-2015Los líderes europeos escenificaron ayer en Bruselas un acto tan medido y calculado como frío para lograr la colaboración con Turquía en la crisis de refugiados. Una representación sin entusiasmos, seca, pragmática. Ankara recibirá «inicialmente» 3.000 millones de euros, una promesa para acelerar las negociaciones para retirar el requisito de visado a sus ciudadanos cuando entren en la UE. Y la apertura de varios capítulos en la negociación para su adhesión futura. A cambio, el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan se compromete a cuidar mejor a los más de dos millones de refugiados que tiene en su país y proporcionar mejores servicios. A vigilar que lleguen a su territorio sólo demandantes de asilo con derecho y no inmigrantes económicos. Y, de manera imprecisa a esforzarse para que no salgan embarcaciones hacia Grecia y luchar contra las mafias.
Políticamente la reunión estuvo cargada de sentido. Normalmente la UE, cuando tiene cumbres con países no miembros, lleva como representación al Consejo y la Comisión, y no a los líderes de los 28. Pero Turquía es muy necesaria y Ankara, pese a que Erdogan no acudió y envió a su primer ministro, Ahmet Davutoglu, quería toda la pompa. Angela Merkel fue una vez más la responsable de presionar para un acuerdo. Tras enormes problemas en clave de política nacional por una política de asilo más flexible de la que muchos en su país consideran aceptable, Merkel, igual que Suecia, necesita que Erdogan frene el flujo de refugiados que llegan a territorio comunitario. Y para eso están dispuestos a pagar y a negociar, mirando hacia otro lado si hace falta ante la deriva autoritaria.
Por eso el texto firmado estaba prácticamente cerrado con el trabajo de los embajadores de los 28 ante la UE. Se tocaron cosas, como el punto 4, para evitar un calendario preciso sobre la apertura de capítulos de negociación para una futura adhesión, pues Chipre (junto a Grecia el país más hostil) se negó. El objetivo es clarísimo. «Que los problemas se resuelvan allí donde tienen lugar», dijo Rajoy. Lo mismo piensa el holandés Mark Rutte, que asumirá la presidencia de la UE en enero. Y Alemania o Francia. La teoría es muy sencilla y tramposa: los refugiados que están llegando a Europa no huyen de las bombas, porque vienen sobre todo de campos de Turquía, Jordania o Líbano. Así que, piensan en las capitales de los 28, no huyen técnicamente de bombas. Pueden quedarse en esos campos, ser atendidos mejor con dinero europeo. Y, poco a poco, venir a pedir asilo. Pero desde allí, de forma coordinada, no intentando llegar por sus medios a Europa. «Hemos decidido que el asunto de los inmigrantes se decidirá fuera de las fronteras europeas», resumió la primera ministra polaca, Beata Szydlo.
Para Turquía las conversaciones, la propia cumbre, suponen un respaldo diplomático importantísimo en un momento crítico a nivel interno y externo, y más tras la crisis con Rusia. «Hoy es un día histórico en nuestro proceso de entrada en la UE», aseguró Davutoglu, sonriente. Para la UE es un acto de realpolitik, sin alegría. «Esperamos una reducción sustancial e inmediata de los inmigrantes irregulares que llegan a Europa», dijo Tusk. El papel es claro. Quid pro quo. Paso a paso.
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