Las autoridades rebajaron ayer el nivel de alerta en Bruselas por amenaza terrorista de cuatro (el máximo y que estaba vigente desde el sábado) a tres, lo que supone que el peligro es “posible” pero no “inminente”, explicó el primer ministro, Charles Michel. De esta forma, el nivel se equipara al vigente en el resto del país y “poco a poco se irá volviendo a la normalidad”, aseguró el viceprimer ministro, Kris Peeters. El metro reabre totalmente a partir del viernes.
“El riesgo sigue existiendo”, admitía el primer ministro belga, Charles Michel. La única diferencia, por el momento, es que el riesgo de ataques terroristas ahora es “probable o posible” mientras que con la máxima alerta, declarada el pasado sábado, la amenaza era “seria e inminente”, según la definición de la Oficina de Coordinación de Análisis de la Amenaza (OCAM, por sus siglas en francés). “Hay razones para pensar que la amenaza sigue siendo seria pero que el carácter inminente ya no está presente de la misma manera”, aseguró Michel, sin desvelar cuáles eran esas razones.

Inicialmente el Ejecutivo había decretado que la máxima alerta permanecería en vigor hasta el próximo lunes. El Gobierno ha sufrido mucha presión para rebajar el nivel de alerta, con la celebración de la Copa Davis de tenis a partir de este viernes en Gante y la apertura de un importante mercado navideño esta semana. Los colegios y las universidades comenzaron a abrir sus puertas el miércoles pese a que la máxima alerta estaba aún vigente. El metro abrirá en su totalidad desde las cinco de la mañana del viernes.

Ayer se cumplió el sexto día en estado de alerta con las calles tomadas por soldados y agentes policiales fuertemente armados. En lo que va de semana, 21 personas han sido detenidas e interrogadas por la Fiscalía. Tan solo cuatro permanecen detenidas por ser sospechosos de guardar relación con los atentados de París del pasado 13 de noviembre. La decisión de rebajar la alerta se produjo pese a que horas antes la presencia de un par de sobres con unos polvos “sospechosos”, según la prensa local, obligó a cerrar y acordonar la principal mezquita de la capital belga. La sustancia finalmente resultó ser harina.