Desde la Avenida de Tolosa

Predicar en el vacío

Diario de noticias de Gipuzkoa, Por Adolfo Roldán, 22-11-2015

El 15 de septiembre, el papa Francisco pidió un gesto concreto a todas las parroquias, comunidades religiosas, monasterios y santuarios de Europa para que hospeden a una familia de refugiados, comenzando por la diócesis de Roma. “Me dirijo a mis hermanos obispos de Europa, verdaderos pastores, para que en sus diócesis sostengan esa solicitud mía, recordando que Misericordia es el segundo nombre de Amor. Todo aquello que hagan a uno solo de estos hermanos míos más pequeños me lo harán a mí”. Han pasado dos largos meses, se ha alzado el frío, y el hambre, y la sed, y el cansancio, y las lágrimas, y las enfermedades y el dolor, y la muerte. En este tiempo de espera interminable no hemos tenido noticia de ninguna iniciativa concreta de la Iglesia española en favor de los refugiados. Ninguna parroquia, diócesis, comunidad religiosa, monasterio o santuario ha hospedado a una familia de refugiados concreta. Ningún cardenal, obispo, párroco o sacerdote ha albergado en su casa a un inmigrante. Me gustaría equivocarme y que realmente la Iglesia española se hubiera volcado y hubiera acogido a cientos de familias sin que los medios nos hubiéramos enterado. Me temo que la realidad es mucho más miserable y raquítica. Ayer, el Papa agradeció a los obispos alemanes su labor en la asistencia de refugiados, al tiempo que invitó a seguir sosteniendo “todas las iniciativas humanitarias para hacer que las condiciones de vida en los países de origen sean más soportables”. A pesar de las palabras papales, me temo que tampoco la Iglesia alemana sea un dechado de fraternidad. Posiblemente tengan dinero y organizaciones católicas que hagan el trabajo sucio por ellos. Me gustaría saber, ¡Dios cómo me gustaría!, que alguno de los obispos tienen recogida en su casa a una de esas familias numerosas, y que además no la adoctrina para que cambie de religión. Simplemente le tiende la mano derecha, sin que la izquierda se entere de lo que hace. En Euskadi tampoco he oído nada, solo al obispo Munilla.

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