28ª edición de la carrera popular

No hay una respuesta perfecta a la crisis de los refugiados

Deia, Mikel Mancisidor, 21-11-2015

LA semana pasada llegaron a Euskadi los primeros refugiados en el marco de los acuerdos europeos de reparto. Las instituciones vascas se han coordinado, entre ellas y con las asociaciones sociales, para ofrecer un número considerable de plazas. Que tras tantas semanas hayan llegado únicamente tres personas dice mucho de la capacidad europea para gestionar este desafío.

Tenemos mucho y grave por lo que criticar a las instituciones europeas, pero me parece que tenemos que comprender antes la complejidad gigantesca del problema y la dificultad de darle respuestas plenamente satisfactorias.

El reputado economista Jeffrey Sachs publicaba la semana pasada un artículo titulado: “No hay una respuesta perfecta a la crisis de los migrantes y debemos afrontar ese hecho”. Defendía que el problema en el que se encuentra Europa no es comparable con las corrientes migratorias de otras épocas (y de otras regiones) por las prestaciones que Europa se obliga a garantizar a los refugiados y a los migrantes.

Es como si Europa no fuera capaz de resolver sus dilemas con las categorías jurídicas y morales que se ha impuesto. En esa patente incapacidad muestra sus contradicciones y sus limitaciones. Es necesario denunciar estas contradicciones y limitaciones, pero no sé si es justo cargar las tintas sobre un problema que surge de un imposible para el que nadie, ni dentro ni fuera de Europa, tiene respuesta ni solución.

Por eso me parece importante que una autoridad intelectual y moral de la talla de Jeffrey Sachs se atreva a subrayar esta imposibilidad de encontrar soluciones satisfactorias, que no hay respuesta perfecta y que tenemos que entenderlo y aceptarlo. “Quizá este solo hecho (la realidad de que todas las opciones son insuficientes) podría ser la base – dice Sachs – para construir un consenso mas allá de las agrias divisiones que atenazan al continente.”

Ya, ya sé que es más reconfortante pensar que hay soluciones redondas y que únicamente la supuesta mediocridad de nuestros gobernantes nos separa de ese ideal. Es reconfortante cuando un comentarista nos da la solución en sólo 500 palabras de periódico o en 3 minutos de tertulia. Es reconfortante porque nos hace creer que los problemas tienen soluciones nítidas. Esta creencia satisface nuestras necesidades cognitiva y moral. Pero la realidad no es así de simple.

“En pocas palabras – continúa Sachs – , no hay buenas respuestas. Semejante honesta reflexión, por sí sola, podría ayudar a nuestras sociedades a pensar con mayor claridad sobre las opciones menos malas”.

Esto de las soluciones menos malas no resulta muy atractivo, lo sé.

No tener respuestas completamente buenas nos hace sentir cierto vacío, como un poco huérfanos, sin referencias, pero al tiempo nos acerca a algo que podemos llamar madurez ciudadana y a la responsabilidad que conlleva.

La respuesta – siempre provisional e imperfecta – al reto de los refugiados pasa por la solidaridad, la justicia y el respeto al derecho, por supuesto, pero también por un reconocimiento de las capacidades de Europa para responder satisfactoriamente a este desafío y por la aceptación de nuestros límites.El autor es jurista y doctor en Relaciones Internacionales.

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