Lograr una mayor interacción de cada cultura

Diario Vasco, A.E, 20-11-2015

Irlanda López Cruz, nació en Colombia, y dispone de doble nacionalidad. Tiene un hijo de 24 años. Los motivos que le llevaron venir a Eibar fueron que tras divorciarse en su país no encontraba trabajo, aunque disponía de experiencia laboral como auxiliar contable. «Por la intermediación de familiares conseguí una oferta de trabajo doméstico en España. Al inicio tuve mucho apoyo, pero mi objetivo era reunirme con mi hijo, asunto que ocurrió muchos años más tarde. Pero era consciente que debía buscar un lugar para integrarme y sobrellevar las dificultades que se habían presentado». La coincidencia en el idioma, la comida, «algo diferente, pero muy buena», el carácter de la gente «algo distante, pero muy amena», facilitaron su vida. No obstante, las dificultades llegaron en el momento en que perdió el trabajo al fallecer la persona que cuidaba. Quedó en el paro, pero se matriculó en una serie de cursos que posibilitaron formarse en materias diferentes como geriatría o en máquina – herramienta, así como en sus estudios de administrativo comercial. Junto a ello fundó la asociación Lacasiun, cuyo objetivo siempre fue el «de mejorar la calidad de vida de las mujeres latinoamericanas». Justo cuando ya contaba con una estabilidad económica, al encontrar trabajo en un taller, pudo reencontrarse con su hijo. Inicialmente fue una época de encuentro familiar y alegría, «aunque no exenta de dificultades». Entre las más importantes estuvieron «la adaptación, la discriminación incluso en el centro educativo, el no compartir ciertas costumbres con los jóvenes, y el extrañar a la familia paterna. Todo ello hizo que se aislara y decidiera volver a Colombia al terminar el bachiller». No obstante, su hijo comprendió lejos de aquí que «debía vencer este gran desafío de integrarse en este país o volver». Así, hace dos años decidió luchar «por su lugar en esta parte del mundo, y prosiguió sus estudios de Formación Profesional, a los que siguió un periodo en Malta. Eso le ayudó mucho a contar con una nueva visión». A partir de aquí todo comenzó a rodar de forma favorable al matricularse en Ingeniería Informática, en Donostia, «en donde se siente más integrado y aceptado».

En este momento, Irlanda López, sólo desea «tanto para mi hijo, como para todas las segundas generaciones, un pueblo dispuesto a aceptar a ciudadanos del mundo, cuyas culturas interaccionan, es decir, un pueblo de todos y todas».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)