MIKEL SEGOVIA BILBAO
La empatía también puede aflorar
desde el horror. Incluso en los casos
más incomprensibles y dolorosos.
Por eso París puede ser una oportunidad.
Tras los crímenes que han dejado
más de 130 muertos no es tiempo
de cerrar la puerta a quienes escapan
de la violencia sino de tender
la mano. El drama sufrido en la capital
francesa lejos de provocar temor
y el rechazo debería reforzar la solidaridad,
la comprensión y la responsabilidad.
El mensaje lo lanzó ayer la
Comisión de Ayuda al refugiado de
Euskadi (CEAR) que recordó que los
miles de refugiados que desde hace
meses abandonan Siria, Irak y otros
países en conflicto «huyen del mismo
horror y la misma masacre que
la vivida en París, por eso tenemos
que sentir una empatía mayor hacia
ellos y hacernos más solidarios», aseguró
ayer la directora de CEAR en
Euskadi, Patricia Bárcena.
CEAR recuerda que la situación
de los refugiados que reclaman asilo
en Europa no debería empeorar tras
los atentados. También apela a la
«responsabilidad» de las instituciones
a la hora de emitir juicios y opiniones,
«se deben medir muy bien
los mensajes que se lanzan», apuntó
Barcena, para no condicionar a la
opinión pública; «ofrecer información
confusa genera miedo y es
irresponsable», señaló, «hacerlo con
fines electoralistas es peligroso».
En su opinión, lo sucedido estos
días en Francia no debería afectar a
la acogida de refugiados en Euskadi.
Confió en que la conciencia solidaria
«sólida y madura» de los vascos, lejos
de debilitarse se refuerce, «nos
tiene que hacer más solidarios». Bárcena
llamó a centrar los mensajes de
acogida en el ámbito de la «la convivencia
y la paz».
En este sentido, CEAR Euskadi ha
puesto en marcha la iniciativa titulada
Memorias compartidas: Una mirada
al derecho de asilo desde las experiencias
del exilio durante la guerra
civil y el Franquismo. Con ella
pretende implicar a los agentes relacionados
con la defensa de los derechos
humanos en el respaldo al derecho
al asilo. En este aspecto se desarrollan,
en colaboración con
Gernika Gogoratuz, la Agencia Vasca
de Cooperación y la Dirección de
Víctimas del Gobierno vasco, diversas
iniciativas para establecer analogías
entre la situación actual y la vivida
durante la guerra civil española
y el franquismo, así como en otros
países. Durante más de un año se
han investigado los procesos de asilo
y las experiencias vividas por 16
mujeres, identificando elementos en
común en las experiencias de exilio
a las que se vieron forzadas.
CEAR llevará sus conclusiones a
una comparecencia ante la Comisión
de Derechos humanos del Parlamento
Vasco el próximo mes de
febrero. Junto a ello, el plan contempla
acciones de concienciación social.
Una de las herramientas ha sido
la publicación de un cómic en el
que se relatan las experiencias vividas
por ocho mujeres. El hilo conductor
de la obra es el proceso de
exilio al que se tuvo que enfrentar el
personaje principal del cómic: Marina,
una mujer de 94 años que relata
su salida desde Otxandio hasta Barcelona,
huyendo de la guerra, y desde
allí a Francia y por fin a Venezuela.
Una experiencia de exilio que en
la obra su autor, Javier de Isusi, entrecruza
con otros cuatro testimonios
de mujeres que huyen de la
guerra y la violencia en el Congo, de
los matrimonios forzados, de la explotación
sexual en Nigeria, del feminicidio
en Ciudad Juarez o de la
homofobia que padece un hombre
en Uganda y que le obliga a huir

‘TRAS LA FRONTERA’
Teatro. La ‘Plataforma
Tirante’, integrada por
profesionales de las artes
escénicas, la cooperación y la
cultura, presentará el próximo
sábado la obra ‘Tras la
frontera’, con la que se quiere
sensibilizar ante la demanda
de los refugiados, forma parte
del proyecto de
concienciación puesto en
marcha por Cear Euskadi.
Humor. A modo de comedia,
la obra muestra la difícil
realidad a la que se enfrentan
los refugiados al llegar a una
frontera, extenuados y
agolpados y en la que se sortea
la única plaza para ser acogido.
Injusticia. Con esta obra sus
creadores narran el viaje
huyendo del horror que a
diario sufren millones de
personas en el mundo y que a
la llegada de su destino a
menudo se encuentran con
«un espectáculo de la
injusticia y la miseria»