«NINGÚN SIRIO QUIERE SER REFUGIADO»
La periodista siria Lina Chawaf, que dirige desde París Rozana Radio, recibe hoy el Premio Mariano Cebrián a la Innovación Radiofónica
El Mundo, , 19-11-2015Lina Chawaf ha vivido dos vidas
muy diferentes en muy poco tiempo.
La primera, un destino elegido
y libre, frente a los focos de las cámaras,
cuando su patria era un lugar
seguro y cálido. La segunda ha
sido una existencia impuesta y a
miles de kilómetros de la primera,
cuando la que fue su casa ha cambiado
de rostro. La primavera árabe
separó para siempre la una de
la otra. En su primera vida caminaba
por las calles de Siria. En la segunda
tuvo que aprender a correr.
«Tuve muchos problemas con el
régimen de Basar Al Ashad porque
me negaba a hablar sobre su
propaganda en los medios, recibía
amenazas y empecé a tener miedo,
por mí y por mi familia», explica
a EL MUNDO esta periodista
siria que acaba de recibir el Premio
Mariano Cebrián a la Innovación
Radiofónica, galardón que
hoy recogerá en Zaragoza en el
transcurso del Seminario Internacional
Radio y Red.
Cuando comenzó la guerra en el
país tuvo que elegir entre acatar la
ley de la mordaza que le imponía el
régimen y vivir tranquila, o huir y
trabajar casi en la clandestinidad.
Eligió la segunda opción, se marchó
de Siria y se exilió, primero en
Canadá y después en París.
En la capital francesa fundó Rozana
Radio con otros 70 profesionales
sirios, que trabajan desde
dentro como fuera del país, la mayoría
a escondidas, en condiciones
que ponen en peligro sus vidas.
«Nosotros nos concentramos sobre
todo en los temas humanitarios, los
sociales y que son de servicio público
», señala la periodista.
Rozana es el nombre que se le da
al hueco por el que entra la luz en
las viejas casas árabes. El micrófono
de Lina es, por tanto, como «un
rayo de luminosidad, de esperanza
para los sirios que viven en el desastre
», según explica Chawaf.
Desde que estalló la revolución
en Damasco no ha dejado de recibir
amenazas, tanto del régimen
como «de otros grupos sirios que
también combaten la libertad de
expresión». «Los sirios siempre hemos
luchado contra el terrorismo,
cuando empezó la guerra en el país
y ahora, con el Estado Islámico,
también. Es muy difícil vivir bajo la
amenaza del terrorismo durante
tanto tiempo, es una experiencia
que no le deseo a ningún país, a
nadie», opina.
Los atentados del pasado viernes
en París han modificado su escaleta
informativa. Como si la amenaza
terrorista la persiguiera, en Damasco
o en patria ajena. Asegura
haber vivido esta masacre «con
mucha tristeza», y no se muestra
nada optimista, pues cree que lo
que está pasando ahora tendrá
consecuencias para toda la comunidad
internacional.
«Tras lo ocurrido el pasado viernes
en París veo la situación con
cierto pesimismo. Francia era el
único país que había apoyado con
más fuerza y desde el principio el
alzamiento contra el régimen, desde
que empezó la guerra», dice, en
referencia al apoyo mostrado por
el Gobierno galo a los rebeldes que
luchaban contra Al Asah, primero,
y ahora contra el IS.
Chawaf nunca eligió la geopolítica,
pero las circunstancias la han
convertido en toda una experta.
Cree que su tierra es sólo el escenario
en el que se libra una guerra de
más envergadura, «una batalla a nivel
internacional en la que los países
tratan de mostrar su poder» y
su posición dominante mientras «se
atacan y matan a diario civiles».
«Todo esto va a cambiar y va a
suceder ya, desde el momento en
el que Francia anunció que su único
enemigo era el Estado Islámico.
Pienso que París estaba obligada a
hacer esto y tomar esta decisión.
No tenían otra opción», opina.
Como exiliada que es, defiende
una solución para los miles de refugiados
sirios que cruzan tierra,
mar y aire para pisar terreno seguro,
para evitar seguir esquivando a
la suerte, jugando a la ruleta rusa
que es vivir, o morir, en Siria. «Ninguna
persona quiere convertirse en
refugiado y marcharse y dejar su
casa, su país, toda su historia detrás.
Pero los sirios se han visto
obligados a hacer esto para escapar
del horror que viven en casa»,
dice Lina Chawaf
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