El naufragio de los balseros a pie
Miles de migrantes cubanos, expulsados de Nicaragua y hacinados en la frontera de Costa Rica
El Mundo, , 19-11-2015Una cadena de presiones, de acuerdos que no terminan de explicarse para evitar retratarse y en los que están involucrados Estados Unidos, Cuba y diversos países americanos, ha hecho estallar una bomba humanitaria en una de las fronteras de ese largo y tortuoso camino que emprenden a pie miles de cubanos desde Ecuador a EEUU: Nicaragua ha colocado a su ejército en la frontera con Costa Rica y ha repelido a casi 2.000 cubanos que se hacinan ahora, en malas condiciones humanitarias, en la parte costarricense. Los balseros a pie, como denunció este diario, son en este momento el gran reto migratorio americano.
«El Gobierno de EEUU presiona a Cuba y a México para parar la avalancha de cubanos que entran en su país y Cuba ha recurrido a sus socios de Nicaragua para que les hagan el trabajo. El conflicto territorial entre Costa Rica y Nicaragua por Isla Portillos, que parece próximo a resolverse, también tiene su peso», explica a EL MUNDO Eduardo Matías, abogado cubano que ayuda a migrantes de su país que atraviesan México.
«Es de suprema importancia entender que este es un problema de personas que tienen ilusiones, necesidades, que buscan llegar a un destino donde vivir mejor. Son personas que necesitan ser atendidas en su ansiedad y protegidas en su necesidad», ha denunciado el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís.
«Más que cualquier consideración de orden geopolítico, hay una situación que se ha presentado con una decisión del Gobierno de Nicaragua. que de manera absolutamente injustificada e irresponsable, ha acusado a Costa Rica de utilizar de algún modo a estos inmigrantes para generar una violación», ha remarcado Solís.
Nicaragua, por su parte, anunció que «con la finalidad de restablecer el orden y la tranquilidad ciudadana, fuerzas especiales de la policía nacional ejecutaron acciones operativas, teniendo como resultado que los inmigrantes cubanos fueron regresados al territorio costarricense, de donde fueron lanzados». El Ejecutivo de Daniel Ortega denuncia también que los cubanos han causado «destrozos en sus instalaciones fronterizas». La Habana, mientras, se limitó a sacar un comunicado del Gobierno en el que mete el dedo en el ojo a su viejo enemigo americano, con el que ha iniciado el deshielo diplomático: «El Ministerio de Relaciones Exteriores desea enfatizar que estos ciudadanos son víctimas de la politización del tema migratorio por parte del Gobierno de EEUU, de la Ley de Ajuste y, en particular, de la aplicación de la llamada política de pies secos-pies mojados, la cual confiere a los cubanos un tratamiento diferenciado en todo el mundo, al admitirlos de forma automática, sin importar las vías y medios que utilizan, incluso si llegan de manera ilegal a su territorio». Por último, asegura que «el Ministerio Exteriores ratifica que los ciudadanos cubanos que hayan salido legalmente del país y cumplan con la legislación migratoria vigente tienen derecho a retornar a Cuba, sí así lo desean».
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