‘La marsellesa’ en Wembley
La Vanguardia, , 18-11-2015John Carlin cuenta que, siendo corresponsal de The Independent en Estados Unidos, fue enviado a Chicago para asistir a un partido de pretemporada entre el Manchester United y el Leicester City. El encuentro fue, según la crónica, más emocionante que bien jugado y acabó con empate a dos. Carlin escribió que vio el encuentro junto a un “exiliado inglés”, que pronunció una frase que definió sus sentimientos a la perfección: “I wish it would never end” (ojalá que no terminara nunca). Era una manera de decir, con una mezcla de dolor y nostalgia, que nada podía superar, el resto del día, a un espectáculo como el que acababan de presenciar.
El fútbol es más que una fiesta deportiva, resulta el festival de las emociones. Por eso, cuando por razones de seguridad se suspende un partido, no sólo es un mal negocio para el fútbol, sino también una frustración para los aficionados. Dos encuentros no llegaron a celebrarse por el temor de las autoridades ante el clima de tensión que vive el continente, tras los criminales ataques del Estado Islámico en París del viernes por la noche: el Bélgica -España, que debía disputarse en Bruselas, y el Alemania-Holanda, previsto en Hannover, donde había prometido su presencia la canciller Angela Merkel. Las detenciones en Bélgica y Alemania de las últimas horas desaconsejaron celebrar los partidos.
Las autoridades prefirieron no correr riesgos y, de alguna manera, el islamismo ganó una pequeña batalla. En cambio, se disputó un Inglaterra-Francia en medio de impresionantes medidas de seguridad, que resultó un espectáculo tan emocionante como solidario, donde La marsellesa fue, más que nunca, el himno de la libertad. Y más impresionante fue ver cómo muchos parisinos respondieron anoche a la llamada Tous au bistrot (todos al bistrot) llenando sus terrazas para demostrar que no tenían miedo o viendo en el interior a su selección en Wembley.
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