VATICANO / Papa Francisco. «Estoy muy próximo al pueblo francés tan amado, estoy cerca de los familiares de las víctimas y rezo por todos ellos», dice el Pontífice ante unos actos que «no tienen justificación ni religiosa ni humana» y son «un trozo» de una guerra mundial fragmentada.
«Este ataque complica la vida de los musulmanes»
Los imames piden a los fieles que denuncien todos los discursos radicales de su entorno para «plantarle cara a la barbarie»
El Mundo, , 15-11-2015No sólo hay restaurantes de moda y
locales de copas en el distrito 11 de
París, tristemente conocido ahora
por los atentados que le han dejado
mudo y casi sin vida este fin de semana.
También hay una importante
comunidad musulmana que dirige
además la mayor parte de los comercios
en varias calles, como la rue
Jean-Pierre Timbaud o la rue Saint-
Maur, a escasos 900 metros de los
restaurantes atacados.
Al dejar a un lado el boulevard de
Belleville, conocido también por su
población asiática, la rue Jean-Pierre
Timbaud nos traslada ahora al Magreb.
Varias librerías árabes exponen
el Corán en sus escaparates, así como
teteras, pañuelos estampados,
chilabas o alfombras. Todo lo que un
musulmán puede buscar en su día a
día en París puede encontrarlo en esta
calle, repleta también de cafeterías
y carnicerías halal regidas por musulmanes
argelinos o tunecinos.
El día siguiente al mayor atentado
de la historia de Francia, cuya autoría
reclama el Estado Islámico, los
negocios del barrio permanencen
abiertos, pero el silencio de la calle
es el mismo que el que ha invadido
el resto de la capital. Un joven recibe
a los clientes en la entrada de una librería
donde los manuales del islam
se alternan con las clásicas vestimentas
musulmanas. Varios religiosos
vestidos con chilaba y taqiya hojean
los ejemplares de las estanterías del
fondo de la tienda.
Nadie quiere hablar de la noche
del viernes. El joven responde con
una sonrisa y en perfecto francés
que «el jefe no se encuentra» y que él
no habla muy bien francés. «El jefe
no se encuentra» será la misma respuesta
que dé el señor que regenta la
siguiente tienda de especialidades
orientales. «Vuelva en media hora,
cuando él esté aquí». Pero su jefe
nunca llega, ni media hora, ni 45 minutos
después. «¿Y qué quiere que
hagamos?», responde al fin un vecino
del barrio. «¿Otra vez tenemos
que condenar lo que ha pasado? Claro
que lo hacemos, pero esa gente no
tiene nada que ver con nosotros».
La zona de la ciudad más afectada
por la destrucción parece ser la más
viva en este día a este lado del Sena;
la gente sigue en las terrazas tomando
té, café o vendiendo oro en la
tienda de la esquina.
La mayoría de negocios musulmanes
se encuentran abiertos, como la
carnicería halal del Faubourg du
Temple, que el viernes había cerrado
a las 19:30, horario habitual en Francia.
«No, no escuchamos nada, los
disparos comenzaron algo más tarde.
Hoy hemos abierto con normalidad
», comenta un joven dependiente
sin querer responder al resto de
preguntas. Nadie quiere hablar.
«Este ataque», lamenta Dhaou
Meskine, Imán de Clichy sous Bois,
en una conversación con EL MUNDO,
«sólo aumenta la dificultad de
los musulmanes de Francia que ya
estaban en una situación complicada.
Los musulmanes lo van a pagar
más que el resto de ciudadanos, aunque
todos estemos igualmente indignados
». Meskine sabe de lo que habla,
pues su ciudad es una de las más
conocidas de la periferia parisina,
después de que en noviembre de
2005 dos jóvenes musulmanes de 15
y 17 años murieran electrocutados
cuando se escondían de la policía, lo
que desencadenó una serie de altercados
violentos en la periferia.
«Es cierto que muchos de los
nuestros han vivido la discriminación
y el racismo y ahora pueden
pensar que esto no es su problema,
pero es su deber», opina Abdelali
Mamoun, imán de Alfortville. «Hay
gente que viene a nuestro país a intentar
reclutar a nuestros hijos, no
sólo amenazan a Francia, también a
nosotros mismos. Pedimos a los musulmanes
que denuncien si son testigos
de discursos o conversiones radicales,
solo así lograremos plantar
cara a la barbarie».
(Puede haber caducado)