La UE ofrece más dinero a África para contener la avalancha de inmigrantes
Eslovenia levanta una valla en la frontera con Croacia para frenar el flujo de los Balcanes
La Voz de Galicia, , 12-11-2015Dinero a cambio de frenar a los inmigrantes. Es la idea estrella que alumbraron ayer los 28 líderes de la UE tras siete meses de debates sobre cómo poner coto al flujo humano procedente de África. Con ese plan acudieron a La Valeta (Malta), donde les esperaban 35 líderes del continente africano, abiertos a negociar, pero con márgenes de maniobra pequeños. Sus países también sufren la presión de los desplazamientos internos. Etiopía, por ejemplo, alberga en su territorio a más de 700.000 refugiados procedentes de Eritrea, Somalia y Sudán del Sur.
La cumbre permitió avanzar en un plan que no suena a nuevo pero que reconoce la «responsabilidad compartida» de los países de destino, los de origen y tránsito. La UE se mostró dispuesta a rascarse el bolsillo y a abrir más los canales a la inmigración legal a cambio de un compromiso por parte de los Gobiernos africanos para estabilizar sus economías, cooperar en la lucha contra los traficantes que operan en sus territorios y, lo más peliagudo, colaborar en los retornos y readmisiones de las personas a las que se niegue el asilo en Europa.
La reunión estaba en la agenda desde abril. Pero desde entonces, la preocupación por los migrantes «económicos» de África se trasladó a los migrantes «políticos» de Oriente Medio. A lo largo de hoy, los líderes europeos se reunirán para avanzar en la negociación con Turquía, principal puerta de entrada de refugiados. Por ese flanco Grecia ha recibido este año a 540.000 desplazados, la mayoría sirios. Por el flanco africano, llegaron 140.000 a Italia, según Frontex.
La presión sigue aumentando en los Balcanes. Eslovenia desplegó ayer alambradas en diferentes puntos de su frontera con Croacia. Su primer ministro los llamó «obstáculos técnicos temporales» para canalizar el flujo de 30.000 desplazados que esperan los próximos días. La estrategia migratoria europea sigue sin funcionar. Tanto es así, que el ministro de Exteriores húngaro aseguró que «el sistema de Dublín está muerto», ya que nadie cumple con el deber de registrar los migrantes a su llegada. Europa habla de blindar fronteras y Lesbos sigue siendo testigo de la muerte de desplazados. La pasada madrugada 14 personas murieron en un naufragio, siete de ellos niños.
Ni propinas ni sobras, lo mismo que a Turquía
Nada de sobras ni propinas. Los Gobiernos africanos demandaron ayer a la UE un verdadero plan de estímulos. Fondos para promover el desarrollo económico en sus países, para dar perspectivas de empleo a sus ciudadanos y para reintegrar a los retornados si aceptasen colaborar con las readmisiones. ¿Qué llevó la UE a la mesa de negociación? Lo de siempre. El Fondo Fiduciario de Emergencia para África que lleva anunciando desde hace semanas. Bruselas desempolvó 1.800 millones de euros de sus cajones a la espera de las donaciones nacionales pero los países se resisten a colaborar. Solo se han logrado juntar 32 millones de euros adicionales. Los socios no quieren comprometer más fondos si no hay una promesa en firme respecto a las readmisiones y el control de los flujos migratorios. Por el contrario, los países africanos solicitan más apoyo y un trato justo. No ven con buenos ojos que a un solo país, como es Turquía, se le ofrezca 3.000 millones de euros mientras a un continente entero se le brindan más de las tradicionales migajas.
Europa se hunde ante su propio fracaso
Una «cumbre para actuar», anunció ayer en La Valeta el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, como tratando de autoconvencerse de la utilidad de esta nueva reunión de líderes europeos. Pero sus palabras más parecen un déjà vu que se repite un mes tras otro. ¿Por qué iba a ser diferente esta vez?
¿Está justificado el escepticismo?
Sí. En el medio año transcurrido desde que estalló la crisis, los líderes se han visto en seis cumbres. Los ministros de Interior y de Exteriores se han reunido, por su parte, una docena de veces. Pese a ello, la situación migratoria dentro y fuera de las fronteras de la Unión Europea solo ha empeorado.
¿Por qué está fallando tanto la UE?
En primer lugar porque ha tardado mucho en reaccionar. Mientras los desplazados llegaban a millares cada día, los líderes europeos regateaban el número de refugiados a absorber. En lo que llevamos de año, la UE ha recibido a 700.000 migrantes. Los países miembro solo se han comprometido a reubicar a 160.000 en dos años. Desde septiembre solo llevan 130. Otro error ha sido cargar la responsabilidad únicamente sobre Italia y Grecia. Los dos países se han visto desbordados. Incapaces de cumplir con los acuerdos de Dublín y gestionar todas las solicitudes de asilo en sus territorios, abrieron sus puertas para que los migrantes pudiesen seguir su camino hacia los países del norte.
¿Ayuda el cierre de fronteras a controlar los flujos?
No. A falta de solidaridad y de una respuesta europea a la crisis, algunos países como Hungría decidieron adoptar medidas de forma unilateral. Cerraron a cal y canto sus fronteras. ¿Consecuencia? El colapso inmediato de la ruta de los Balcanes. A pesar de los intentos de Bruselas por coordinar a los países de la región, se han terminado por imponer los egoísmos nacionales y el miedo de los Gobiernos a perder apoyo público ante sus respectivos electorados.
¿Qué riesgos entraña este fracaso?
Si no se alivia la presión interna y el populismo sigue ganando terreno el principal riesgo son las tensiones sociales en aquellos países más expuestos a la presión migratoria, tanto de entrada como de tránsito y por supuesto, de destino. En el plano político, el acuerdo de libre circulación Schengen, está contra las cuerdas. En los próximos meses los países europeos debatirán su futuro. Pero lo más preocupante son los «movimientos tectónicos» contra los que el propio Tusk trata de disuadir a los socios europeos. Existe una fractura política enorme en la UE entre el bloque de países del centro y este de Europa. Estos últimos se niegan en rotundo a recibir refugiados y se desentienden del resto, los que deben gestionar en primera línea la llegada y quienes al final acaban integrando al mayor número de refugiados, como Alemania.
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