Rosabel Argote cear-euskadi en araba
“En el mundo cada día hay 42.000 personas que se ven obligadas a huir de su país”
“No se trata de caridad ni de quitar dinero a nadie”. La responsable de CEAR-Euskadi en Araba subraya que la atención a los refugiados es “una cuestión de justicia”
Deia, , 10-11-2015Rosabel Argote tiene encomendada la tarea de sensibilización y comunicación para que estos refugiados que llegan se sientan acogidos y arropados por la ciudadanía vasca.
¿En qué medida somos conscientes del drama de los refugiados que llegarán a Euskadi?
– La crisis de Siria es trágica, pero es tan trágica como ya lo era en Costa de Marfil, en Liberia, y en tantos conflictos olvidados. Nosotros seguimos haciendo nuestro trabajo, con la diferencia de que ahora tenemos más eco en los medios.
¿Qué supone para Euskadi que Europa se convierta en un continente de asilo?
– Supone que se van a habilitar residencias, que se acelerarán procesos jurídicos para que estas personas obtengan sus papeles, etc. Es una realidad tan poliédrica que ahora se acercan a nosotros personas refugiadas que ya están aquí. Hace un momento ha venido una persona de Costa de Marfil recordándonos que huyó de la guerra de su país hace cinco años y que sigue sin papeles.
¿Qué es lo que más le inquieta en este momento?
– Yo veo esto en términos de oportunidad. Preocupar me preocupa lo que antes ya me preocupaba. Pero ahora pienso que esta crisis nos puede servir para visibilizar que en el mundo cada día hay 42.000 personas que se ven obligadas a huir de sus países. En 2014 hubo 51 millones de personas obligadas a abandonar sus hogares por conflictos armados, guerra, violencia y vulneración de Derechos Humanos.
¿Cómo se les va a tratar teniendo en cuenta que aquí hay familias que lo están pasando mal?
– Debemos hacer ver a la ciudadanía vasca que a los refugiados se les va a respetar los Derechos Humanos. Ni más ni menos. No podemos olvidar que huyen de una guerra, que son personas refugiadas, y el Estado español tiene ratificado un Convenio de Acogida que le obliga a proporcionar abrigo y alimento. No es una cuestión de caridad, ni de quitar dinero a nadie, sino que existe el compromiso ante una guerra de que los países seguros arrimen el hombro. Es una cuestión de justicia.
¿Puede crear algún tipo de ‘fractura’ o de ‘alarma social’ la cantidad económica que percibirán los refugiados?
– Ahora mismo el Gobierno vasco tiene un inventario de recursos con pisos vacíos o residencias compartidas donde se va a alojar a los refugiados durante dos años. A esas personas se les dará un dinero de bolsillo que no llamará la atención. La gente huye de una guerra y recibirá una acogida digna, sin que para nadie resulte un dispendio de recursos, sino que van a ser los mismos recursos que se ponen a disposición durante años, y que además hay que tener en cuenta que son escasos.
¿Qué les dice a quien aún así piense: ‘Ahora resulta que se va a tratar mejor a los refugiados que a la gente que aquí lo pasa mal’?
– Tomemos perspectiva. Son personas que no están aquí por gusto, que lo han dejado todo, que han visto sus casas bombardeadas, morir a familiares en acciones de guerra, y que llegan con traumas psicológicos importantes. Llegan con niños a los que vienen arrastrando de centro de refugiados en centro de refugiados. Qué menos que ofrecerles acogida poniendo a su disposición lo que prevé el derecho internacional, y los pisos vacíos donde permanecer un tiempo y recuperar una vida en paz. Pensemos en cómo nos gustaría que nos trataran si fuéramos nosotros los que huimos de una guerra, como ya sucedió en el pasado.
¿En qué puede ayudar la crisis de Siria desde la perspectiva de CEAR – Euskadi?
– A ver claramente la desvergüenza de las políticas de asilo que se han mantenido en este país. Ojalá seamos capaces de corregirlas, intentando definir nuevas políticas de asilo. Luego resulta que están repartiendo por cupos a las personas refugiadas. Es un reparto de cromos. Porque el refugio no es una herida que va a dejar de sangrar. La herida sigue sangrando y aumenta el número de personas refugiadas. Y ahora que vamos a mirar a los conflictos a los ojos, vamos a ver cómo se implica Occidente para que las heridas se cierren.
¿Qué debe hacer Occidente para superar esa realidad?
– Debe dejar de implicarse en el negocio de la venta de armas. Nos debemos preguntar, además, por qué Occidente sigue saqueando los recursos naturales de África. Hasta ahora no nos ha preocupado porque el 86% de esos 51 millones de refugiados estaban siendo acogidos por países en vías de desarrollo, y no por los industrializados. Nos empieza a preocupar la guerra ahora que los refugiados llegan a Europa.
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