Centros para registrar a los refugiados

La UE acuerda ‘hotspots’ en toda la ruta de tránsito para controlar los desplazamientos

El Mundo, PABLO R. SUANZES BRUSELAS CORRESPONSAL, 10-11-2015

Los ministros de Interior y Justicia de la UE se reunieron ayer en Bruselas para preparar la cumbre que mañana y pasado celebrarán sus superiores, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, en Malta sobre refugiados, inmigración y control de fronteras. Un nuevo intento, el enésimo en los últimos meses, para tratar de «acelerar» lo que en el fondo muy pocos tienen prisa por poner en marcha.

La principal novedad fue la insistencia, por parte del Consejo y de la Comisión, en la creación de un nuevo tipo de «centros de tratamiento» a lo largo de toda la ruta habitual de tránsito y en la mano dura. Esos nuevos centros serían similares a los hotspots que se están abriendo en Grecia o Italia. Lugares para que los demandantes de asilo puedan ser identificados, registrados, para que se tomen sus huellas dactilares y se certifique su procedencia. Lugares que sin embargo, en última instancia, podrían acabar convirtiéndose también en centros de detención.

La novedad, ayer, en la reunión no estuvo tanto en los hechos como en el mensaje, en el objetivo que persiguen las 28 capitales, que es asustar, disuadir a los demandantes de asilo para frenar los flujos actuales. «En Grecia no pasa un día sin que lleguen casi 10.000 personas, de media son más de 5.000. Los hotspots no pueden gestionarlo, por eso la Presidencia quiere otro concepto, el de centro de tratamiento a lo largo de toda la ruta, cuyos detalles debemos definir. Se podrían acoger inmigrantes en toda la ruta y poner en marcha la solicitud de asilo o de retorno», explicó el ministro luxemburgués Jean Asselborn, cuyo país ostenta hasta diciembre la presidencia temporal de la UE.

El problema es que no está nada claro qué ocurriría si un inmigrante o un refugiado no quisiera permanecer allí. «En los debates evitamos la palabra retención, pero es importante que durante el proceso haya un control de los desplazamientos», insistió en ministro. «Está muy lejos de nuestras intenciones crear centros de detención. Son servicios de apoyo en terceros países», recalcó el comisario europeo de Inmigración, el griego Dimitris Avramopoulos.

Los políticos usaron deliberadamente un lenguaje aséptico. Y sin embargo, en el texto de conclusiones ratificado ayer por todos los ministros, uno elogiado por ambos por incluir ideas «concisas y tangibles», se habla abiertamente de «medidas coercitivas, incluyendo, como última opción, la detención por un periodo máximo para la realización de los procedimientos necesarios».

En realidad esto no es nuevo. Está recogido en la legislación europea, puesto que la normativa de Dublín estipula claramente que los demandantes de asilo deben ser controlados en el país al que lleguen. Pero al ponerlo por escrito, en las conclusiones de un consejo con miles de personas llegando al mismo tiempo, los líderes quieren recordarlo. Que el recado llegue claramente al otro lado del Mediterráneo.

La reunión de ayer estaba dedicada a las medidas de vigilancia y retorno. Y se habla directamente de «una estrategia de información común dirigida a los demandantes de asilo, inmigrantes y traficantes para desanimar a los inmigrantes de cara a embarcarse en viajes peligrosos» o para explicar que deben ser registrados en el primer país de llegada porque «los demandantes de asilo no tienen derecho a elegir el país responsable de examinar sus peticiones».

Hasta la fecha, menos de 150 refugiados de los 160.000 que deben ser reubicados en la UE han llegado a su nuevo destino. Apenas 500 de los más de 2.300 millones de euros que deben ser movilizados han sido puestos a disposición de la UE. Y un porcentaje minúsculo de los técnicos y expertos necesarios están listos para ayudar en Eslovenia, Grecia o Italia.

Los presidentes y primeros ministros tratarán de desbloquear la situación en Malta esta semana. Primero hablando con sus homólogos africanos y después en petit comité, entre ellos, el jueves por la tarde. Pero sus advertencias, por boca de la Presidencia, son muy concretas: «Hay que saber quién llama a nuestras puertas» y «hay derecho al asilo en la UE, pero no hay el derecho para escoger el destino final».

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