Los manteros se esfuman ante el despliegue policial en Barcelona

La Vanguardia, Enrique Figueredo , 10-11-2015

Lea la versión en catalán

 

Si la pretensión del dispositivo policial contra la venta ambulante ilegal en el litoral barcelonés era disuasoria, los objetivos de la operación Colón se cumplieron ayer a la perfección. Cuando los primeros agentes de los Mossos d’Esquadra llegaron al Portal de la Pau y a la zona del Palau de Mar, sobre las 6.50 horas, no había ni un solo mantero. En la madrugada de ayer no había ni uno solo de los vendedores ambulantes que últimamente dormían en la calle para guardar sitio ni los que llegaban a primerísima hora aprovechando la puesta en marcha del metro cargados hasta los topes con mercancías para vender. La visión volvió a ser la habitual antes de que el top manta hace unas cuantas semanas tomara el Portal de la Pau y paulatinamente todo el paseo litoral, desde ese enclave y hasta la mitad del paseo Joan de Borbó.

Frente a la estatua de Colón, lo único que había sobre el pavimento era la humedad acumulada durante la noche y las marcas hechas en el suelo con cinta adhesiva que venían últimamente delimitando las parcelas de venta y que después fueron arrancadas por empleados de limpieza del Port de Barcelona. Se tiraba de ellas desde el suelo en una escena que asemejaba al del que estira de un chicle que ha quedado adherido en mal lugar o parte una pizza cuando el queso fundido empieza a enfriarse.

La unión de gremios como el de comerciantes, el hotelero, organizaciones de consumidores y hasta el sindicato UGT parecen haber conseguido ejercer presión suficiente, aunque el comisionado lo negó: “No vamos a dejar que se nos imponga nada desde fuera.

También apuntó Recasens que en su ánimo está que en futuros dispositivos participen también efectivos del Cuerpo Nacional de Policía que tienen competencias en materia de Extranjería. Una buena parte de los manteros, en especial el grupo más numeroso que es el subsahariano, no tiene documentación. Pidió también el comisionado que se ampliaran las pesquisas a cuestiones como el origen de las mercancías falsificadas o la existencia de grupos organizados de explotación.

Durante la mañana, casi no se dejaron ver vendedores ambulantes por la zona portuaria. Unos pocos despistados se encontraban fuera del alcance visual de la policía en calles como Anselm Clavé o medio recogidos en la zona de Drassanes. Horas después, un paseo por los hasta ahora puntos de venta habituales del top manta evidenciaba la efectividad muda del operativo. Junto al Palau de Mar, en el Moll de la Fusta, en el Portal de la Pau, la Rambla… lo llamativo era a la postre la ausencia de manteros. Algunos, muy pocos, vendedores ambulantes no se resignaron e intentaron hacer algo de caja, pero no tuvieron éxito, como los dos que extendieron su mercancía, frente a la entrada principal de El Corte Inglés de plaza Catalunya. Apenas estuvieron tres minutos, sin vender un bolso, antes de advertir que llegaban cuatro guardias urbanos. Rápidamente se retiraron al metro, donde una decena de compañeros permanecía a la espera de algún lapso sin policía. Otra media docena de manteros se instaló durante unos minutos en la confluencia de la ronda Universitat con plaza Catalunya. La gran mayoría no trabajó, o buscó emplazamientos alejados del centro.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)