Ya han llegado a España los primeros refugiados reubicados desde Italia, aunque su número ha menguado con respecto a las expectativas iniciales. En un primer momento, el primer grupo iba a estar formado por 50 personas. Este viernes, la vicepresidenta del Gobierno anunció que serían 19. Finalmente, tan solo 12 solicitantes de asilo han aterrizado este domingo en Madrid: cuatro mujeres y ocho hombres, once de ellos eritreos y uno sirio. Según confirman fuentes ligadas al proceso de recolocación, el último descenso en la cifra de integrantes del primer vuelo se debe al rechazo de siete de ellos a instalarse en España, cuyo sistema de acogida está muy debilitado.

El grupo de refugiados ha sido recibido a las 21.30 horas por el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, y la secretaria general de Inmigración y Emigración, Marina del Corral, según un comunicado del Ministerio del Interior que no aclara las razones del descenso en el número de personas previsto. Los medios de comunicación no han podido estar presentes en la recepción.

Se trata de una primera operación de reubicación “piloto” de un grupo reducido de los 16.231 solicitantes de asilo a los que el Gobierno español se comprometió a trasladar a principios de septiembre desde Italia y Grecia, puntos de entrada a Europa de miles de refugiados durante la crisis humanitaria de refugiados.

A partir de ahora varias ONG se harán cargo de los recién llegados en diversos lugares de España “para atender sus primeras necesidades básicas, como es la cobertura sanitaria, la alimentación, la educación, la integración en nuestro país, es decir el aprendizaje del idioma, y la integración en el mercado laboral, de acuerdo con las directrices que va marcando la Unión Europea”. La mayoría de ellos será acogido en Euskadi.

“Se trata del primer desplazamiento dentro de la experiencia piloto realizada por España para poner en marcha el procedimiento de reubicación de refugiados acordado por la Unión Europea”, ha recordado el Ministerio en su nota.

¿Por qué 12?

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, enfatizó este viernes la necesidad de que los refugiados quisiesen viajar a España para evitar “movimientos secundarios”. “Tenemos que asegurarnos de que se quieren quedar en España”, reiteró el pasado viernes tras la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, cuando anunció la llegada de 19 personas, 31 menos de las anunciadas por el primer ministro italiano un día antes.

No aclaró las razones que motivaron el primer descenso en el número de personas que formaría en primer vuelo de refugiados reubicados a España. Según publicó ABC, las autoridades italianas identificaron y seleccionaron a los 50 refugiados que deberían haber integrado en un primer momento el traslado culminado este domingo, pero l a Secretaría de Estado de Seguridad “no consideró idóneo el historial de algunos refugiados y se negó a autorizar el envío de 31” de ellos.

Este domingo, la cifra de personas esperadas volvía a bajar. En este caso, fueron los propios refugiados quienes se negaron a ser trasladados a España, según informa El País citando fuentes implicadas en el traslado. La mayoría de solicitantes de asilo que parten de sus países de origen o de campos de desplazados limítrofes viajan con la intención de llegar a Alemania, uno de los estados más ricos de la UE, lo que aumenta la capacidad de integración de los asilados.

Los solicitantes de asilo suelen estar al tanto de las mayores o menores posibilidades de integración en los diferentes países de la UE, y suelen ser conscientes de las difíciles situaciones a los que acaban abocadas a las personas que piden protección internacional en España. A los altos índices de desempleo, se unen ayudas insuficientes y la falta de redes de familiares o conocidos, generadas en mayor medida en países del norte de Europa.

Después de dos años con los fondos destinados al asilo congelados, la misma inversión pública ha tenido que dar respuesta al doble de demandantes. El resultado: el sistema de asilo español solo garantiza las ayudas durante seis meses, con excepciones en función de la vulnerabilidad. Por esta razón, algunas experiencias anteriores de traslados de refugiados por cupos acabaron en el abandono de los solicitantes de asilo del país debido a las precarias condiciones de acogida ofrecidas por el sistema español, como es el caso de la mayoría de las cerca de 80 personas reasentadas desde Túnez en 2012.