A primera hora de esta mañana partían desde Atenas un avión con los primeros refugiados reubicados desde sus islas a otros países de la UE. Se trata de seis familias sirias e iraquíes, algunas con menores discapacitados. En total son 30. Su partida ha estado precedida de una ceremonia a la que han asistido Tsipras y miembros de su gobierno, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y el ministro de exteriores luxemburgués. Tras los discursos, han despedido a las familias a pie de pista. Todo un éxito, por fin Europa empieza a actuar. O ese es el mensaje que han tratado de vender.
La partida de estas familias llega el día después de saberse que el mes de octubre ha batido récords de llegada de refugiados. 218.400 personas han desembarcado en las costas europeas. Una cifra que casi supera a todas las llegadas en el año 2014. Con un sencillo cálculo matemático es fácil advertir que, al ritmo de 30 refugiados reubicados al día, el problema está muy lejos de resolverse. Ya lo ha dicho Tsipras en su discurso de esta mañana, esto no es más que “una gota en el océano”. En concreto, para reubicar a este ritmo a las personas llegadas sólo este mes se necesitarían unos 20 años. Y si hacemos el cálculo con las más de 744.000 personas que han llegado este año, nos ponemos en casi 68 años. Vamos, que muchos de nosotros no llegaríamos a ver la solución del problema.
Es cierto que el gesto de hoy es simbólico. Luxemburgo ostenta la presidencia europea, y con esta acogida pretende dar ejemplo e incentivar al resto de países socios que, ante la mayor catástrofe humanitaria en décadas, siguen mareando la perdiz de cumbre en cumbre. Pero pongámonos en lo mejor. Pensemos que este acto simbólico tiene éxito. En la última cumbre europea sobre el reparto de refugiados se acordó por mayoría cualificada y con la oposición de Rumanía, Hungría, República Checa y Eslovaquia el reparto de 160.000 refugiados en dos años, 8.023 de ellos a España. Eso son 80.000 por año. Es decir, que en caso de que se quisiera reubicar a todos los llegados este año hasta el mes de octubre costaría más de nueve años . A parte de estos refugiados hoy, sólo otros 86 han sido acogidos por Italia, es decir, que del compromiso de 160.000 refugiados alcanzado el 22 de septiembre, sólo se han reubicado 116. Una cifra ridícula que evidencia la poca voluntad por aplicar una verdadera solución a un problema que no hace más que agravarse y que con la llegada del invierno puede llevar al límite la crisis humanitaria.
Los líderes de la UE se reunirán con sus homólogos del norte de África los próximos días 11 y 12 de noviembre en La Valeta (Malta) en una nueva cumbre sobre los refugiados en la que se evaluará la implantación de las medidas implantadas para paliar la crisis. A juzgar por las cifras no hay muchos motivos para pensar ni que estén funcionando, ni que se estén aplicando. Otro ejemplo, según datos publicados por la Comisión Europea, los países de la UE sólo han confirmado 518 millones de euros en ayudas, pese a que el compromiso adquirido por los 28 asciende a 2.800 millones.

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