«Es solo cuestión de tiempo que muera congelado el primer bebé»
Unicef denuncia la explotación a la que están sometidos los menores refugiados
La Voz de Galicia, , 05-11-2015«Es solo cuestión de tiempo que muera congelado el primer bebé». La advertencia fue lanzada por Lothar Venus, miembro de la autoridad de Passau (Baviera), y proviene de la observación sobre el terreno. Según DPA, en la frontera entre Austria y Alemania, unos 2.500 refugiados esperan desesperados su turno para cruzar. Saben que serán trasladados en bus hacia el país germano. El tránsito es constante, pero insuficiente para trasladarlos a todos antes de que caiga la noche. Solo hay disponibles 10 autocares. Llenan los vehículos y abandonan a los menos afortunados a la intemperie. La temperatura desciende hasta rozar los cero grados. Todos ellos aguardan sobre el suelo mojado, temblando por el frío. La humedad les cala los huesos. Las familias se abrazan bajo las mantas buscando algo de calor. La prioridad son los niños. En los últimos diez días varios menores ingresaron de urgencia por hipotermia. Llegan al límite de sus fuerzas. Son los más vulnerables al rigor del clima y las condiciones de una ruta durísima que puede durar semanas.
El frío no es la única amenaza que se cierne sobre los más pequeños. Unicef denuncia los abusos y la explotación a la que están expuestos durante su travesía. La falta de dinero para atravesar a Europa y el internamiento en los centros de acogida una vez que llegan a Alemania y Austria, son los focos de mayor riesgo para ellos: «Las personas que llegan a las islas griegas, y están esperando para ir al continente, saben que necesitarán dinero para las distintas fases del viaje. Si no tienen porque lo han perdido por el camino, se exponen a abusos de cualquier tipo, a los que son especialmente vulnerables mujeres y niños», denunció la coordinadora de Unicef para la crisis de refugiados, Marie-Pierre Poirier. Los que llegan sin compañía de familiares todavía corren peor suerte. Y cada vez son más. El pasado mes de junio, uno de cada diez migrantes que cruzaron la frontera griega con Macedonia, eran menores de edad. En octubre, ascendieron a uno de cada tres y el número de los que llegan solos se ha duplicado. Las cifras podrían ser mayores. Muchos deciden mentir sobre su edad para que las autoridades les permitan seguir su camino.
Las cosas no mejoran cuando logran alcanzar su destino. Mientras esperan a que se tramiten sus solicitudes de asilo, los niños se exponen al abuso en los lugares de acogida. Se han reportado en los últimos meses varias denuncias por agresiones sexuales en algunos de esos centros. Las oenegés y organizaciones como Unicef solicitan a los Gobiernos que mejoren la asistencia y proponen reforzar el control de los recintos con personal de seguridad permanente, luz durante todo el día y la separación de los baños entre mujeres y hombres. También piden ayuda básica de emergencia (agua y atención médica), especialmente para los bebés, para que no sea «cuestión de tiempo» lamentar otra muerte anunciada.
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