Diecinueve menores de edad, discapacitados y hasta una mujer embarazada entre los 30 primeros refugiados trasladados ayer desde Grecia al Gran Ducado. Con cásting o sin él, nadie se quiso perder la foto. El comisario europeo de Migración Dimitris Avramopoulos, el presidente del Parlamento Europeo Martin Schulz, y el primer ministro griego Alexis Tsipras posaron sonrientes y triunfalistas para las cámaras. Pero tras el márketing para la opinión pública, las cifras. En dos meses la Unión Europea únicamente ha logrado reubicar a 116 refugiados. Quedan 159.884 de los que prometieron.

¿Por qué tardan tanto en acoger a los asilados?

Porque los países europeos se resisten a ello, simple y llanamente. Las grandes promesas de los líderes se han quedado en papel mojado. Solo 9 Estados miembro se han ofrecido con enormes reticencias a ayudar a Grecia y a Italia. Por el momento solo hay apalabradas 854 plazas de las 160.000 que se debían reservar. Suecia ofrece 300, Finlandia 200, Portugal 130, Luxemburgo 90, España 50, Francia 40, Bélgica 30, Alemania 10 y Lituania 4. Sin embargo, en el caso de los países nórdicos, la situación se ha complicado en las últimas horas. El primer ministro sueco, Stefan Löfven, anunció que solicitará a la Comisión recolocar a parte de sus refugiados en otros países. El Servicio de Inmigración finlandés anunció la suspensión del proceso de tramitación de las peticiones de asilo de Afganistán.

¿Son suficientes los esfuerzos acometidos?

En absoluto. Los Gobiernos miran para otro lado. De los 775 funcionarios de fronteras que pidió Frontex para reforzar las labores de vigilancia, salvamento, identificación y reubicación, solo han enviado a 326. La situación sigue descontrolada en las puertas de entrada y los expertos advierten de que lo peor está por venir si no aceleran el ritmo. Solo este año 800.000 personas cruzaron de forma irregular a la Unión Europea. Al menos 600.000 lo hicieron atravesando Grecia.

¿Hay que admitirlos a todos?

Esto no se plantea en estos momentos. La prioridad ahora es la atención humanitaria a los migrantes. Una vez que sean identificados y se tramiten sus solicitudes, se decidirá quien podrá beneficiarse del estatus de refugiado y, por tanto, de protección internacional. Los que no cumplan los criterios serán deportados. Desde el mes de septiembre, la UE ha invertido más esfuerzo en las expulsiones (722) que en las acogidas (116).