Del velo a la generalización
el factor crisis y algunos discursos políticos han puesto en jaque “LA CONVIVENCIA SANA” EN | Euskadi
Deia, , 30-10-2015SALVO casos puntuales, en Euskadi el racismo y la intolerancia religiosa no son los principales problemas que preocupan a los musulmanes. Al menos, así lo indican desde los diferentes colectivos de la CAV, como Bidaya, la Asociación de Mujeres Musulmanas del País Vasco. No obstante, recalcan que “en los últimos años se ha deteriorado parte de esa convivencia sana que existía”. Los motivos: el discurso político de Maroto sobre los inmigrantes y la RGI, por un lado, y el factor crisis, por otro. Hajar Samadi, presidenta de Bidaya, profundiza en algunos de los problemas y mitos a los que la comunidad musulmana todavía tiene que hacer frente en Euskadi.
Para empezar, Samadi critica que se relacione lo musulmán con los conflictos internacionales que se están dando en África y Oriente Próximo. “Ninguna familia tendría que aguantar que su hija pequeña vuelva triste a casa porque en el colegio le han llamado yihadista”. Y en la misma línea, Samadi también reprocha que se llame musulmán prácticamente a cualquier extranjero. “La gente no diferencia entre un bereber, un árabe, un senegalés o un marroquí, por ejemplo”. Según explica, comparten una misma religión, pero no la misma cultura. “Y del mismo modo que no todos los vascos opinan igual, tampoco lo hacen los musulmanes”. Para ella, meter a toda una comunidad en un “mismo saco” solo trae consecuencias negativas.
En cuanto a las mujeres en concreto, Samadi comenta que la mayoría de los problemas a los que tienen que hacer frente están más relacionados con su condición de inmigrante que de musulmán. Entre otros, enumera las dificultades con la lengua, la documentación, si poseen o no apoyo familiar y los problemas a la hora de acceder al contexto laboral.
Problemas con el velo “A muchos empresarios todavía no les entra en la cabeza que una mujer con velo puede trabajar como cualquier otra persona”. Y lo mismo ocurre en otros aspectos de la vida pública. Sin ir más lejos, Samadi señala el caso de su amiga Sonia, una vasca de 32 años que fue expulsada de su centro de estudios en Hernani por llevar un velo. “Lo paradójico es que cursaba Integración Social”.
Según Samadi, este no es un caso aislado. “Lo que sucede es que esta vez han dado con una chica vasca que conoce el idioma y las normas y puede defenderse”. Aun así, Sonia se quedará sin el trabajo que le habían ofrecido al no poder sacarse de momento el título.
“Cuando pensamos que ya estamos avanzando en diversidad cultural y religiosa nos damos cuenta que no”. Samadi asegura que eso se ve sobre todo en las redes sociales, donde la gente se suelta y comparte “auténticas barbaridades”. Aun así, también señala que la mayoría de los musulmanes estudian, trabajan y tienen una convivencia sana en Euskadi, aunque sí que considera que se necesitaría un mayor apoyo lingüístico para la población inmigrante. “En general, mientras respetes aquí no te pasa nada”.
(Puede haber caducado)