De la matanza de Utøya a la alcaldía de Oslo

La Vanguardia, , 30-10-2015

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Hay vidas que parecen sacadas de una película. Es el caso de Khamshajiny Gunaratnam, que, con 27 años, acaba de ser nombrada teniente de alcalde de Oslo. No es lo más sobresaliente de su biografía. Hija de refugiados srilankeses, la suya es una historia de esfuerzo y espíritu de superación. Aunque el vuelco más dramático de su vida se produjo hace cuatro años, cuando sobrevivió a la masacre de la isla de Utøya.

Fue la peor matanza cometida en Noruega desde la II Guerra Mundial. Murieron 77 personas, la mayoría jóvenes que participaban en un campamento del Partido Laborista. El ultraderechista Anders Breivik atentó contra ellos por defender un modelo de sociedad multicultural y abierta a los inmigrantes.

Kamzy, que es como la llaman todos, salvó la vida y la experiencia le ha servido para dedicarse con más convicción a los valores por los que murieron sus compañeros. Muestra de su empeño es el elevado puesto que, a pesar de su juventud, acaba de conquistar en la capital noruega, después de que su partido, el Laborista, obtuviera la victoria en las elecciones municipales junto con la Izquierda Socialista y los Verdes.

“Ha sido un largo camino desde que, de niña, escapé de la guerra en los brazos de mi madre, cruzando un río lleno de peligrosas serpientes”, escribía en Facebook tras su nombramiento.

Nacida en 1988, su periplo comienza en Sri Lanka, que en aquel momento se hallaba sumido en un sangriento conflicto étnico entre tamiles y cingaleses. La familia logró emigrar a Noruega y, en un primer momento, fue acogida en la gélida Hammerfest, que está situada dentro del Círculo Polar Ártico y es una de las ciudades más septentrionales de la Tierra.

Al cabo de un tiempo, consiguieron trasladarse a un suburbio de Oslo. Kamzy era una niña inteligente, despierta y siempre con ganas de aprender. Durante toda su infancia y parte de la adolescencia dedicó al estudio siete días por semana. De lunes a viernes iba al colegio, el sábado aprendía tamil y el domingo lo dedicaba a hacer deberes. Luego estudió geografía social en la Universidad de Oslo y empezó a compaginar la carrera con su creciente interés por la política. Llegó a presidir la rama juvenil del Partido Laborista entre el 2009 y el 2011 y cada verano acudía al famoso campamento que se celebraba en Utøya.

El del 2011 marcaría para siempre su vida. El 22 de julio estaba en la isla con sus compañeros cuando se enteraron de que un terrorista acababa de poner una bomba en Oslo. Igual que muchos amigos, Kamzy llamó en seguida a su familia. Sin embargo, cuando acababan de confirmarle que todos estaban bien, empezó a oír disparos. Vio a varios jóvenes correr hacia ella, aterrorizados. Le decían que huyera, que se escondiera.

Kamzy probó varios escondites, pero los tiros se oían cada vez más cerca y decidió lanzarse al lago helado. Mientras nadaba oía cómo Breivik disparaba contra ella y los demás que también se habían arrojado al agua. Nadó medio kilómetro, con la mirada fija en la otra orilla, sin mirar atrás, hasta que una embarcación la rescató.

Como para todos los supervivientes, la tragedia es un peso con el que cargará toda la vida. Sin embargo, de ella también ha sacado la fuerza para luchar por “una sociedad que no cree nuevos Breiviks”. Y tiene trabajo, puesto que ya han aparecido comentarios racistas contra ella en foros y redes sociales.

Kamzy no es la única persona ligada al atentado que ha accedido al Ayuntamiento de Oslo. Geir Lippestad, el abogado que defendió a Breivik en el juicio, es el nuevo comisionado de industria y propiedad. Y, por sorprendente que parezca, una de sus tareas será la de coordinar la acogida de refugiados en la ciudad. Lippestad milita en el Partido Laborista desde siempre. A pesar de ello, Breivik lo eligió para su defensa por sus dotes como letrado. Para Lippestad no fue una decisión fácil, pero finalmente aceptó el reto precisamente para defender la importancia de que todo el mundo reciba un juicio justo y sea tratado con humanidad.

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