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“Muchos inmigrantes no han venido, los hemos traído”
Lorenzo Cachón sostiene que los inmigrantes han logrado compensar sus vulnerabilidades en el mercado laboral con estrategias de resistencia.
Diario de noticias de Alava, , 29-10-2015Bilbao – Lorenzo Cachón, autor de numerosos artículos y libros sobre el fenómeno migratorio, ha participado en Bilbao en unas jornadas sobre inmigración e integración organizadas por Ikuspegi, Biltzen, la UPV y el Gobierno Vasco y habló de la situación de los extranjeros en el mercado laboral. Este catedrático, que ahora investiga desde Estados Unidos, rompe algunos clichés, compara el nivel de ocupación de las mujeres inmigrantes con el de trabajadoras del norte de Europa y destaca que los inmigrantes que han llegado al Estado español en los últimos años “no han venido”, sino que prácticamente los hemos traído.
¿Se puede decir que los inmigrantes sufren discriminación laboral?
- Los inmigrantes sufren tres tipos de discriminación: una institucional, que consiste en que las normas, su interpretación o aplicación por las instituciones es restrictiva; también hay una discriminación por actores, que consiste en pagar menos a un inmigrante que a un español o a un vasco que trabaje en la misma empresa; y en tercer lugar hay una discriminación estructural, que es indirecta, no requiere actores y se traduce en un trato diferenciado.
¿Cómo se produce esta discriminación estructural?
- Es algo parecido a lo que ocurre con las mujeres respecto a los varones cuando se constata que cobran un 20 o un 25% menos, y esto no ocurre porque haya mucha discriminación directa, que alguna hay, sino porque hay una discriminación estructural, porque en el mercado de trabajo hay mecanismos que hacen que los inmigrantes se ocupen o sean contratados en sectores donde se paga menos o las condiciones de trabajo son más duras y por lo tanto son menos deseables para los autóctonos.
Usted también habla de la resistencia de los trabajadores inmigrantes, ¿a qué se refiere?
- Siempre hablamos de la vulnerabilidad de los inmigrantes pero está claro que sobre sus elementos de vulnerabilidad, que claramente son mayores que los de los autóctonos, ellos construyen elementos de resistencia y en el mercado de trabajo eso se ve bien. La vulnerabilidad de los inmigrantes se traduce en que tienen mayores tasas de paro, de temporalidad, ocupan puestos con menores salarios… pero hay elementos de resistencia.
¿Cuáles?
- Por ejemplo tienen unas tasas de actividad mucho mayores que los españoles o los vascos, 20 puntos por encima, lo que es una barbaridad. Hace tiempo publiqué un artículo titulado ¿Suecas o ecuatorianas? incidiendo en que las mujeres inmigrantes tienen tasas de actividad similares a las suecas, tienen las tasas de actividad laboral femenina más altas del mundo.
¿Esto ha cambiado con la crisis económica?
- Durante el primer año de la crisis empezó a caer el empleo de los autóctonos pero no el de los inmigrantes, en parte porque seguían llegando más, aunque esto no explica todo, pero sobre todo porque si perdían un empleo buscaban otro de lo que fuera. Lo que ocurrió es que al segundo año ya no había empleo ni siquiera de lo que sea, ya no había empleo en absoluto. Los inmigrantes reaccionaron a la crisis buscando más y con estrategias de resistencia dentro de su vulnerabilidad.
¿El empleo es fundamental para la integración de los inmigrantes?
- Es el mecanismo fundamental de su integración, sobre todo teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de nuestros inmigrantes vienen para trabajar, vienen porque en España, en Euskadi se les ha necesitado. Yo suelo utilizar un barbarismo para decir que no vienen sino que son venidos, sé que esta expresión no existe, pero es una manera de decir que les hemos traído porque se les demandaba. En el mundo laboral a los inmigrantes no se les segrega en términos radicales, en el sentido de ponerles en guetos, pero sí es verdad que con frecuencia ocupan los puestos que en inglés llaman las tres D (dirty, dangerous and demeaning), mientras que en español podemos hablar de las tres P: los empleos más peligrosos, más precarios y más penosos. Pero no siempre es así y progresivamente van saliendo de eso hacia posiciones mejores.
Frente a eso hay formas de segregación como la concentración de población inmigrante en determinadas áreas urbanas.
- Sí, hay elementos de discriminación que perduran. La segregación urbana en parte es algo natural porque la gente tiende a concentrarse en determinados barrios, pero es una de las claves de los problemas de integración. En este sentido es clásica una tesis del profesor con el que estoy trabajando ahora en Estados Unidos, Douglas Massey, que en su libro American Apartheid explica que la clave de los problemas de integración de los afroamericanos es la segregación residencial. En Estados Unidos esto es más impactante que aquí, pero esto es uno de los elementos que hay que intentar diluir.
¿Sus observaciones sobre la inmigración son aplicables a los españoles que ahora emigran?
- No, porque es una emigración joven, cualificada, que se mueve dentro de la Unión Europea o países como Estados Unidos, hay muchas diferencias. Dentro de la UE debería ser normal que una persona pueda ir a trabajar a París o a donde sea. Desde el punto de vista de las personas esto es deseable, pero para los países habrá que evaluarlo.
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