Éxodo
Deia, , 29-10-2015Ante el triste y lamentable éxodo oriental y musulmán que se está produciendo en Europa, estoy de acuerdo, por obvio, en que debemos ayudar, colaborar, asilar… Pero, ¿a quién ayudamos?, ¿a quiénes recogemos y por cuánto tiempo asilamos?, ¿cuáles serán los resultados a medio o largo plazo?, ¿cuáles son las pretensiones de determinados musulmanes?, ¿aceptarán nuestras culturas, costumbres, libertades y democracias, sean buenas o regulares? ¿Quién garantiza que no haya igualmente infiltrados islamitas radicales que se valgan de esta desgracia, que no intenten con el paso del tiempo imponer su ley islámica a través de una mayoría por el lógico crecimiento demográfico de sus gentes? Ya alguien dijo en su día que usarían nuestra democracia para, a través de la misma, destruirla. Ya se están alzando voces sociales, eclesiásticas y políticas en contra de este desplazamiento masivo e incontrolado, cuando además Europa, atrapada en una crisis, no cuenta con medios suficientes para atender a quienes en principio huyen de unas zonas en guerra que es donde debiera atajarse el problema y donde de verdad hay que colaborar para acabar con esos episodios bélicos donde se juegan muchos intereses. A mi juicio esta situación no es comparable a lo sucedido en la Guerra Civil u otras similares dentro de la propia Europa, como quieren hacernos ver. Pueden ser duras estas líneas o incomprendidas, que no xenófobas, pero es una realidad y un problema de compleja solución. Para cerrar se me ocurre una pregunta: ¿por qué tal éxodo no se produce hacia los Emiratos Árabes donde tienen similares culturas sociales y religiosas o incluso porqué estos últimos no brindan su colaboración a sus hermanos musulmanes e islamitas?
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