En medio de la peor crisis de refugiados y desplazados desde la Segunda Guerra Mundial, los líderes de los 28 se comprometieron el pasado 23 de septiembre a redistribuir a 160.000 demandantes de asilo ya llegados a Italia y Grecia por toda la UE. En un mes, únicamente nueve países han ofrecido 854 plazas y sólo 86 refugiados han sido redistribuidos desde Italia a lugares como Suecia y Finlandia, según datos oficiales de la Comisión Europea.

El balance es desolador por la cantidad y por el contexto. En julio, los Estados miembros aceptaron en parte la propuesta hecha en mayo por la Comisión para aceptar a 20.000 refugiados de fuera de la UE y además para redistribuir, con un sistema de cuotas, a otros 40.000 llegados desde inicios de año a Grecia a Italia.

En septiembre, tras un verano con cientos de miles de llegadas, los Estados miembros aceptaron, tras mucha discusión, redistribuir a 120.000 personas más. En la Comisión, de puertas para afuera, el mensaje es de tranquilidad. De puertas para adentro, de profundo malestar. El portavoz en jefe de la Comisión, Margaritis Schinas, aseguró ayer que «entiende» que este tipo de datos son «fáciles para un titular pero la realidad es mucho más compleja». Schinas explicó que comprende perfectamente la urgencia y la situación de muchas personas en Europa, pero ha relativizado la demora: «No se trata de un rechazo de dos años».

El mecanismo es complicado y no es fácil organizar la redistribución de los refugiados, que se muestran extremadamente reacios a ser asentados en otros países que no sean Suecia o Alemania. Hay que coordinar al país de salida, al de llegada, las agencias europeas, a la Policía y a los refugiados. Comprobar sus datos, explicarles la situación, que acepten su nuevo país de acogida y las condiciones, derechos y deberes.

El programa de redistribución de 160.000 personas estipula claramente que se hará paulatinamente a lo largo de los dos próximos años. «El programa empezó hace apenas un mes. Hablar de infracciones y sanciones es precipitado», insistió Schinas. «Es pronto para hablar de mecanismos para el cumplimiento de las decisiones». Pero a un ritmo de 86 refugiados al mes harían falta 155 años para completar la primera fase.

La falta de compromiso es evidente a todos los niveles. Apenas nueve países han ofrecido plazas. A finales de junio había, según Eurostat, 592.000 personas que habían pedido asilo y esperaban respuesta. Y la cantidad se va a disparar hasta cerca del millón de personas cuando se contabilicen las cifras de todo 2015.