Milagro en el Egeo: unos pescadores rescatan a un bebé en alta mar
Un pesquero turco vio a lo lejos el chaleco salvavidas del niño, superviviente del naufragio de dos barcazas de refugiados que trataban de llegar a Grecia tan solo 48 horas antes, y que se encuentra en perfectas condiciones
El Correo, , 23-10-2015La vida es una lotería cuyas reglas se nos escapan. A principios de septiembre, la desgarradora foto de un niño de corta edad en una playa turca se propagaba como las llamas de un incendio entre la opinión pública mundial y servía para poner en la primera página de los medios de comunicación la dramática situación de los inmigrantes, sobre todo sirios, que trataban de huir de un país en guerra para salvar su vida. El ángel de la guarda de Aylan Kurdi, que así se llamaba el pequeño, no pudo hacer nada para evitar que falleciera ahogado. Dos meses después, otro bebé, también refugiado, nos demuestra que los milagros existen, aunque, por desgracia, no se den todos los días y mucho menos en el mar Egeo, que estos días se está tragando a familias enteras que tratan de llegar a Grecia para empezar de nuevo lejos de la violencia de sus respectivos países.
Precisamente, en esa especie de ataúd de agua y sal que se ha convertido el Egeo, unos pescadores hallaron, como si se tratara de un Moisés del siglo XXI, a un bebé en alta mar. El pequeño vestía un chaleco salvavidas que le permitió navegar a la deriva sin más compañía que los peces y demás criaturas marinas. Se piensa que sus padres formaban parte de las 18 víctimas que perecieron en los dos accidentes marítimos registrados en la zona hace dos días. Y el pequeño ha estado a punto de ser una de ellas. De hecho, el niño estaba pálido frío cuando fue encontrado. Daba igual. Lo importante es que seguía vivo y ya en el barco le practicaron los primeros auxilios para reanimarlo, informa el periódico turco ‘Hurriyet Daily News’.
Fue en ese momento cuando los pescadores, que en su vida se habían visto con el reto de tener que cuidar de un bebé en alta mar, pidieron ayuda a tierra. Poco después, un barco de remolque llegaba desde el Puerto Egeo para trasladar al niño a la ciudad costera de Kuadas, explicaba el capitán de la embarcación, Recep Evran. Una auténtica odisea digna de Homero con un final feliz ya que Mohammad Hasan, que así se llama el pequeño, se encuentra perfectamente tras ingresar en el Hospital Estatal de Esmirna, el segundo mayor puerto de Turquía tras Estambul. En esta ocasión, sí que hubo lugar para el milagro. Esperemos que no sea el último porque está claro que los refugiados están necesitados de muchos más.
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