Un ‘puerto’ para náufragos en alta mar

Un grupo de artistas alemanes abandera un proyecto para implantar 1.000 plataformas de rescate

El Mundo, REBECA HORTIGÜELA RABAT, 18-10-2015

La plataforma Aylan –en honor al
niño kurdo ahogado en las costas
turcas cuando navegaba a Grecia–
flota ya en aguas del Mediterráneo
como la primera construcción marítima
de salvamento de refugiados
víctimas de naufragios. La idea ha
partido del grupo alemán Centro
para la Belleza Política, fundado y
dirigido por Philipp Ruch.
Cinco artistas partieron del puerto
siciliano de Licata y tras cuatro
horas de navegación, amarraron la
plataforma en alta mar, en una de
las rutas que utilizan los refugiados
para alcanzar El Dorado europeo.
Aylan no será la única plataforma.
En cuatro meses planean instalar
otras 999 construcciones en los
puntos estratégicos del Mediterráneo
que juegan un papel importante
en la huida de los refugiados, sobre
todo sirios, que anhelan empezar
una nueva vida en Europa. El
proyecto se ha financiado gracias a
una campaña de crowdfunding.
«Queremos mostrar que un continente
altamente desarrollado y rico
como Europa no utiliza todas sus
capacidades para prevenir la muerte
sin sentido de miles de personas
en el Mediterráneo cada año»,
cuenta a EL MUNDO Leopold
Bärenthal, miembro del Centro para
la Belleza Política. «Con la fuerza
económica de la Unión Europea y
todos sus Estados miembros, estas
1.000 plataformas no costarían ningún
esfuerzo».
Con bandera austriaca y producción
de empresas italianas, Aylan
tiene una extensión de seis metros
cuadrados y está equipada con luces
de navegación, un dispositivo
de llamada de emergencia, módulos
fotovoltaicos, un asta de bandera,
salvavidas, luces de posición,
cuatro bloques de hormigón, dos
anclajes y amarres para las pequeñas
embarcaciones.
Philipp Ruch es el fundador y director
de este grupo de (art)ivistas
que la prensa alemana ha calificado
como «la mejor iniciativa de artistas
alemanes desde Grupo 47», un club
informal de autores y críticos que
persiguieron el objetivo de revitalizar
la literatura de la posguerra.
Ruch estudió filosofía política y
cree en el humanismo agresivo, en
los actos de resistencia, la desobediencia
civil y el compromiso participativo
con el público. En esta línea
caminan los proyectos más recientes
que ha coordinado.
Entre ellos, el que se convirtió en
«la peor pesadilla para el Gobierno
alemán». Exhumaron los cuerpos
(con el apoyo de los familiares de
las víctimas) de inmigrantes y refugiados
que habían sido enterrados
en fosas comunes tras haberse
ahogado o haber muerto de hambre
en las proximidades a las fronteras
europeas. El objetivo, darles
un funeral digno o incinerarlos tal
y como sus familiares desearan. El
primer entierro de esta iniciativa
tuvo lugar en un cementerio de
Gatow, Berlín. Un refugiado sirio
fue enterrado por un imán en compañía
de sus familiares.
Ante todo, ellos se consideran artistas.
«El objetivo de nuestro arte
recientemente ha girado en torno a
la migración, los refugiados y la incapacidad
de la política para perseguir
estrategias humanas en lo que
respecta a estas cuestiones. Pero no
somos una organización humanitaria,
hacemos arte», asegura Leopold
Bärenthal.
Para ellos cada frontera cerrada
y cada metro de alambre decorado
con concertinas en la vallas de la
Unión Europea están obligando a la
gente a morir en el mar. «El problema
no es de inmigración, sino de
nuestra falta de humanidad, de empatía
y de la incapacidad de actuar
en el aspecto político», reflexiona el
grupo, que ansía conjugar belleza,
sensibilidad, empatía y política.

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