El Gobierno de Hungría anunció este viernes que desde la medianoche del sábado su frontera con Croacia permanecerá sellada para frenar la llegada de refugiados. El cierre se materializa un mes después de que Budapest hiciera lo mismo en su linde con Serbia. “Esperamos obtener los mismos resultados”, dijo este viernes el ministro húngaro de Exteriores, Péter Szijjártó, que aseguró que tras esa primera clausura el 15 de septiembre los refugiados que entran en el país pasaron de 10.000 a 200 diarios.

Ante la posibilidad de que el nuevo cierre desvíe el flujo de refugiados hacia el noroeste, una alternativa manejada por las autoridades croatas, Eslovenia informó ayer de que suspendía el tráfico ferroviario de pasajeros llegados desde la vecina Croacia.

Aunque Hungría tenía previsto el cierre desde que en septiembre empezó a vallar sus límites con Croacia, el ministro aseguró que un motivo de la medida es que “en la cumbre del jueves de la Unión Europea no se decidió nada sobre la defensa conjunta de la frontera de Grecia”.

Desde que comenzó su construcción, la valla en la frontera con Croacia ha causado roces diplomáticos entre los Gobiernos de los dos países, como ya le ocurrió al Gobierno de Viktor Orbán con Belgrado. El cierre con Serbia causó un desvío en la ruta de los Balcanes de los migrantes hacia Croacia, y las autoridades de Zagreb estaban facilitando a los miles de aspirantes a asilo que llegaban a diario el traslado a la frontera con Hungría, desde donde luego han seguido viajado hacia Austria y Alemania.

Esa opción parece ahora cancelada, lo que hace prever nuevos desvíos en la ruta que pasa por Turquía, Grecia, Macedonia y Serbia y que recorren los fugitivos de conflictos como los de Siria, Afganistán, Irak y Eritrea.

El cierre de la frontera croata representa “la segunda mejor solución”, insistió Szijjártó, para quien la mejor hubiera sido que la UE defendiera la frontera entre Grecia y Turquía, por donde accede a la zona de Schengen la mayoría de los refugiados.