CRISIS DE LOS REFUGIADOS
La segunda muerte de Aylan Kurdi
El Mundo, , 16-10-2015No se ven al primer vistazo en la foto, pero están junto a la niña muerta. Son los cazas desplegados por Vladimir Putin en Siria. También pueden sentirse los aviones de Obama, los de Hollande y los de Cameron. Si se fijan bien, en la foto de Giorgios Moutafis también están las sombras de los barbudos del Estado Islámico y las atrocidades de Bashar Asad y sus armas químicas, sus barriles bomba y todas sus líneas rojas. Sí, están en la foto todos aquellos que en Siria sólo han defendido sus intereses pero a los que los sirios no les interesan lo más mínimo. Lo mismo serviría para Irak, Afganistán, Líbano y otras geografías de la muerte. En la foto también hay un espacio para todos los traficantes de personas que están haciendo el negocio de sus vidas en Turquía a costa del dinero de los sirios. O los oportunistas griegos que los meten en furgonetas del Pireo a Macedonia. O los austriacos de los camiones frigoríficos con gente hacinada en su interior. La bolsa o la vida. Y ojo a los políticos europeos, fíjense bien. Ahí están todos. Los del efecto llamada, los de las cuotas de refugiados y hasta algún cardenal intentando averiguar si los que vienen son o no trigo limpio. Están todos ahí. Y Frontex pidiendo más patrulleras, y el gobierno de Tsipras poniéndose de perfil, alcaldes de islas griegas metiendo a niños refugiados en calabozos junto a criminales, Erdogan sacando la calculadora después de cada tragedia, la ultraderecha alemana quemando albergues y Orban construyendo su muro de espino. Aylan Kurdi murió en septiembre de este año en una playa para turistas en Bodrum. Hoy ha vuelvo a morir porque su ejemplo no sirvió de nada. En la foto también está la compasión que nos provocó a todos ver su cuerpo inerte en la arena. Y las frases de los políticos que tenían que haber abierto un pasillo seguro para evitar muertes como la suya y no lo hicieron.
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