Las declaraciones que ayer realizó el cardenal Cañizares en el Forum Europa sobre los refugiados despertaron diversas reacciones. La Conferencia Episcopal Española (CEE) reiteró su voluntad de «ayudar y acoger» en la crisis humanitaria de los refugiados y mostró su «total disponibilidad» para colaborar con el Gobierno y la sociedad española en el apoyo e integración de estas personas. La CEE, según informó Efe, no quiso comentar las declaraciones del arzobispo de Valencia.

Por su parte, el alcalde de Valencia, Joan Ribó, tildó de «profundamente desafortunadas e insolidarias» las palabras del arzobispo sobre la llegada de refugiados a España. Tras una mesa redonda en la que participó en Barcelona, Ribó dijo que «tengo la sensación de que no se ajusta ni al espíritu ni a la letra del Papa Francisco».

Observó que «Cañizares parece que juega un partido por su cuenta, sin considerar las líneas maestras que vienen del Vaticano». Aseguró por último que «se ha colocado en el extremo derecha de la insolidaridad de todos los ciudadanos de Valencia».

También la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se pronunció. Solicitó la dimisión inmediata del cardenal arzobispo de Valencia, por unas declaraciones que consideró «manifiestamente racistas».

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados en España (ACNUR) expresó su «preocupación por las manifestaciones de personas que pueden ser autoridad política o moral». Llamó a la «prudencia» y la «responsabilidad» a la hora de verter afirmaciones que pueden tener impacto en la opinión pública.