Las grandes promesas que lanzaron al aire los líderes europeos hace solo tres semanas se han quedado en papel mojado. La crisis de refugiados en las fronteras continúa su escalada, pero la Unión no acaba de concretar su propuesta: «Es el momento de que los Estados miembro estén a la altura. Hay que pasar de las palabras a los hechos», denunció ayer con dureza el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timermmans.

Bruselas no esconde su monumental enfado por la escasa voluntad política de los miembros del Consejo. Fuentes del Ejecutivo comunitario confirmaron ayer que solo España, Alemania y Luxemburgo han comprometido ayuda para el Fondo de emergencia de África. Tres millones de euros aportará cada uno a un programa que debería recaudar entre los 28 unos 1.800 millones de euros: «Deben cumplir con lo que prometieron», recordó el holandés con tono de reproche.

La actitud evasiva de los líderes no se queda ahí. El proceso de reubicación de refugiados, recién estrenado, sigue en el aire. Solo Finlandia, Alemania, Francia, Portugal y España han confirmado que están listos para recibir a la primera remesa de asilados. El Gobierno español se ha ofrecido a acoger de forma «inmediata» a unas 50 personas. Dada la lentitud con la que se está ejecutando la reubicación de los primeros 40.000 refugiados surgen serias dudas en Bruselas sobre el éxito del programa que abarca en total 160.000. «Solo la historia nos lo dirá», asegura resignado un funcionario comunitario.

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La agencia europea para el control de fronteras, Frontex, también se resiente por la escasez de apoyo. A pesar de efectuar una llamada a los 28 para aumentar su plantilla con 775 expertos, solo seis han respondido (España, Austria, Eslovaquia, Holanda, Bélgica y Rumanía). «A lo mejor la Comisión Europea fue demasiado optimista», resumía ayer una fuente diplomática española.

Lo que sí se ha puesto en marcha son las primeras deportaciones. Bruselas confirmó ayer el retorno de 28 tunecinos y 35 egipcios a sus países de origen.

La reunión de hoy entre los líderes europeos en Bruselas deberá alumbrar avances en torno a la estrategia para defender las fronteras de la Unión. Francia defiende el despliegue de una guardia europea en las zonas más calientes. La iniciativa es «vital» para Bruselas pero países como Malta y Suecia se oponen con firmeza. El futuro del sistema de Dublín para la gestión de asilo también se someterá a debate. Lo único que queda claro de cara a la cita de hoy es que el ansiado giro en la política migratoria de la UE tendrá que esperar. Algunas capitales se han replegado hacia posturas más duras y conservadoras: «Al final se ha impuesto la lógica», reconocen fuentes españolas.

El Plan de Acción conjunta con Turquía para gestionar los flujos migratorios en las fronteras es otra de las prioridades. La UE podría ofrecer a Ankara la liberalización de visados a cambio de más control, una opción que a algunas delegaciones les produce «sudores fríos», reconocen fuentes próximas al Consejo.

Monseñor Cañizares: «¿Esta invasión es del todo trigo limpio?»
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, se preguntó ayer durante un desayuno informativo si la «invasión de emigrantes y de refugiados es del todo trigo limpio». «¿Dónde quedará Europa dentro de unos años?», añadió. El dirigente de la Iglesia también se preguntó: «¿Qué nos esta pasando en Europa?» A su juicio, con «la que viene ahora no se puede jugar» porque «no se puede jugar con la historia ni con la identidad de los pueblos». Agregó que hay que ser «muy lúcidos».