Internacional

Uno de cada tres alemanes quiere que Angela Merkel dimita

ABC, rosalía sánchezcorresponsal en berlín, 15-10-2015

La crisis migratoria pasa factura a la canciller alemana, aunque algunos expertos consideran que puede salir fortalecida y convertida «en una de las grandes líderes que han cambiado Alemania»

Las consecuencias políticas de la llegada masiva de refugiados a Alemania cobran una nueva dimensión con la última encuesta del Instituto Insa para Focus, en la que uno de cada tres alemanes expresa su deseo de que la canciller Merkel presente su dimisión.


No se trata ya solamente de una caída de popularidad, sino de un profundo malestar que lleva incluso al 14% de los votantes de su propio partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), a pedir la renuncia de una canciller prácticamente incontestable hasta el pasado verano.


El profesor de Sociología y Emigración de la Universidad Humboldt de Berlín, Ruud Koompans, explica que el malestar surge de la sensación de desorden, de la falta de control y de la constante cascada de situaciones paradójicas que airea victoriosa la prensa popular alemana, crítica desde el minuto cero con la política de puertas abiertas.

Por ejemplo, el caso de Bernd, un operario de 60 años que ha vivido los últimos 11 con su mujer en un piso de protección social en Mechernich, por 470 euros mensuales de alquiler, y al que el alcalde ha pedido que desaloje los 80 metros cuadrados para hacer sitio a refugiados que han sido asignados al municipio. «Yo no tengo nada contra los refugiados, pero no entiendo por qué tienen que instalarlos precisamente en nuestra casa», se queja, «en este pueblo no hay ni un negocio, no hay trabajo, el primer supermercado está a 8 kilómetros ¿qué van a hacer aquí?».


Aydan özoguz, secretaria de estado para inmigración sobre cuyos hombros ha recaído la misión imposible de organizar la operación llegada, reconocía ayer que «hay varios miles de personas a los que no podemos todavía garantizar un techo», en la primera semana en la que los termómetros alemanes marcarán por debajo de cero grados.


El vicecanciller y ministro de Economía Gabriel, solo un par de horas después, admitía el efecto económico de la acogida al recortar la previsión de crecimiento para este año hasta el 1,7% y advertir que el desempleo bajará en 98.000 personas, pero aumentará en unas 60.000 en 2016 como consecuencia de la alta inmigración. Y en cuanto a la seguridad, la Confederación Alemana de Municipios se reconoce impotente. Junto al Sindicato de la Policía Alemana, exigió ayer refuerzos para las fuerzas de seguridad y un incremento sustancial de personal para hacer frente al flujo de solicitantes de asilo. 


Apenas encienden la radio, los alemanes escuchan historias como la de una mujer siria de 47 años que salió de Austria con destino a Passau a pesar de haber comprobado los médicos que llevaba en su seno un bebé ya muerto de unas 20 semanas de gestación. Y aceptan apesadumbrados los constantes incidentes en el transporte público. Ayer, un tren hubo de ser bloqueado en Múnich debido a que dos grupos de refugiados, sirios e iraquíes, se enfrentaban a golpes en una pelea que se había extendido ya a varios vagones.


La gestión del caos, además, pone a los alcaldes a menudo entre la espada y la pared. Ayer mismo dimitió el edil de Magdeburgo, el socialdemócrata Lutz Trümper, incapaz de compatibilizar su trabajo con la campaña electoral que se aproxima. Y Alemania entera ha seguido en directo la asamblea ciudadana en el ayuntamiento de Sumte, un pueblo de Baja Sajonia de cien habitantes al que le ha sido asignada la cifra de mil refugiados.

Las encuestas señalan que todo esto es demasiado para el electorado alemán, deseoso de mostrar su descontento, pero hay analistas que apuntan que la canciller sigue jugando con ventaja, como Rolland Nelles, de «Der Spiegel», nada sospechoso de favorecer a Merkel y que llama la atención sobre los siguientes puntos: Merkel sigue siendo «cool» en un debate altamente emocional; sabe que a cada crisis sigue otra crisis y queda mucho hasta las generales de 2017; y cuenta con resistencia en su propio partido pero no hay recambio para ella en la CDU.

También están los que opinan que el tiempo terminará poniendo la cosas en su sitio. El economista jefe de Deutsche Bank, David Folkerts – Landau, avenura que el desbarajuste a corto plazo desaparecerá con el paso de los meses y profetiza que «gracias a su compromiso con la inmigración, Merkel acabará convertida en uno de los grandes líderes que han cambiado Alemania mucho más allá de su propia generación». En su opinión, «Merkel ha reconocido la oportunidad de que Alemania consolide su posición de poder global y convertirse en un centro económico, científico y cultural como nunca antes».

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