El Comite para los Derechos del Niño de la ONU ha realizado un informe en el que califica estas prácticas como «degradantes y humillantes»

Una de las pruebas a la que deben someterse los niños refugiados que llegan a a Europa y que está suscitando una gran polémica es un examen genital para verificar su edad. Unas pruebas cuyo datos sin embargo no son en muchas ocasiones concluyentes.

Este tipo de exámenes son muy habituales en países europeos como Alemania y Suecia, donde ser menor de 18 años facilita obtener asilo.

Según un estudio publicado por el British Medical Bulletin, algunos niños ve este tipo de exámenes como un abuso, en especial aquellos que han sufrido violencia sexual y mutilación genital, según informa el diario británico The Independent.

Otras pruebas que pueden provocar malestar entre los solicitantes de asilo son los escáneres, que pueden demostrar la existencia de traumatismos, especialmente en aquellos refugiados que han sufrido duras condiciones durante su camino de huida.

Juana Remus, profesora de derecho en la Humboldt University en Berlín, afirma: «Estos escáneres requieren que las personas se coloquen dentro de un agujero, algo que puede traumatizar de manera especial a aquellos que solicitan asilo».

Algunos organismos han denunciado este tipo de exámenes, como el Comite para los Derechos del Niño de la ONU que ha realizado un informe en el que califica estas prácticas como «degradantes y humillantes», además de no ofrecer resultados concluyentes.

En Suecia muchos médicos rehusan realizar este tipo de pruebas a aquellos cuya edad no está clara.

Gunilla Klingberg, profesora de Odontología Pediátrica en la Malmö University, asegura que «Nadie quiere hacerlo porque nosotros, como médicos, hemos hecho el juramento de no hacer daño a nuestros pacientes.»

En Suecia se utilizan los rayos x dentales y de muñeca para dictaminar la edad aunque estas pruebas tienen un amplio margen de error: de 2 a 3 años en los primeros y de 3 a 4 años en los segundos.

En el Reino Unido, donde el 22% de los jóvenes que buscan asilo tienen una edad difícil de determinar, se aplica un sistema de entrevistas para ver si el comportamiento del solicitante es el de un niño o de un adulto.

En el último año, 24.000 menores que llegaron solos a Europa presentaron una solicitud de asilo.