Cáritas advierte de que trabajar ya no garantiza escapar de la pobreza
La Verdad, , 07-10-2015Trabajar ya no es el mejor antídoto contra la pobreza. La proliferación de empleos temporales y a tiempo parcial, unida a la rebaja generalizada de salarios, está haciendo que españoles con trabajo acudan a los centros parroquiales de Cáritas en busca de ayuda. Según la organización dependiente de la Iglesia católica, un 53% de las personas que demandan asistencia viven en hogares donde alguno de sus miembros está ocupado. De acuerdo con la memoria de la entidad correspondiente a 2014, el número de personas atendidas por Cáritas tiende a estabilizarse. El año pasado fueron 2.179.958 los que utilizaron en España sus servicios, frente a los 2.300.000 del ejercicio precedente.
El secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, no está de acuerdo con la lectura optimista sobre la recuperación económica. «El trabajo no garantiza un mínimo vital para vivir», sostuvo el responsable de Cáritas, quien destacó que un 14% de españoles con empleo están atrapados por la pobreza, según la Encuesta de Población Activa (EPA). Para Mora, «seguimos perdiendo la batalla contra la pobreza y la exclusión, más allá de la mejora en algunos datos macroeconómicos». Si antes el empleo era un mecanismo de inserción social, «hoy por sí mismo no está siendo suficiente y son necesarias políticas de protección social», apuntó el secretario general de Cáritas.
Salarios indignos
La entidad considera una «buena noticia» que por primera vez en cuatro años hayan descendido los beneficiarios de ayudas. Pero la situación sigue arrojando muchas sombras, pues los salarios están lejos de ser «justos y dignos». Por añadidura, se está produciendo una «cronificación» de la pobreza entre los parados de larga duración. De los desempleados atendidos por Cáritas, el 74,2% lleva más un año de brazos cruzados. La memoria de la organización denuncia la ineficacia de los servicios públicos para atajar las penurias de los más vulnerables. El 59,2 % de las familias asistidas por Cáritas pasaron antes por las oficinas del Estado, lo que significa que las ayudas que obtuvieron no eran «suficientes».
La exclusión, además, también afecta a las clases medias. No en balde, el 62% de los receptores de asistencia no viven en barrios marginales, sino en zonas «en buenas condiciones». Tampoco la pobreza es privativa de los inmigrantes: el 73% de los que fueron a Cáritas eran españoles o ciudadanos de algún país de la UE – 15.
«De la misma forma que el crecimiento era el buque insignia de nuestro modelo social, ahora son las necesidades de ajuste las que guían las decisiones políticas y las que construyen nuestro imaginario colectivo», dice el documento.
Los autores del informe alertan de la tendencia a que la pobreza se transmita de padres a hijos. La mitad de las personas a las que ayuda Cáritas (53%) son parejas con hijos, mientras que el 19,3% son madres solas con descendientes a su cargo. Otro 11,3% corresponde a parejas sin hijos.
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