"Si dibujo sobre el islam no puedo ser muy directo porque no debo ofender"
Este sudanés afincado en Qatar, ponente hoy en el Festival Ja!, admite que en su cultura "todo está censurado, pero allí los humoristas somos más listos que los terroristas"
El Correo, , 07-10-2015Es oír las palabras viñetista e islam e inmediatamente se activan todos los prejuicios. ¿Humor gráfico y mundo musulmán? ¿Hablamos de nuevo de dibujantes europeos y representaciones de Mahoma? ¿Alguna amenaza? ¿Peligro? No, explica Juan Bas, el director del IV Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor, Ja!. Lo que pasa es que el programa incluye este año una cita con un viñetista musulmán, para que nos quede claro de una vez que el humor existe en todas partes, más allá de nuestra tradición. Se llama Khalid Albaih, nació en Sudán y muy joven emigró a Qatar, donde vive. Donde vive cuando no está, como es el caso, participando en algún encuentro internacional. Viene mucho a Europa donde, sin embargo, dice no terminamos de querer escuchar y ver lo que ocurre de verdad en ese ‘otro lado’. Ese que nos da tanto miedo. Dejemos la alerta a un lado y escuchemos lo que tiene que decir.
¿Está preocupado por su seguridad?
Siempre hay alguien de quien tener miedo, ¿no? Aunque no sé quién me lo da más: los gobiernos o los del otro lado (se ríe).
Tenemos la idea de que un viñetista musulmán que trabaja en Oriente Medio debe estar perseguido…
No, hay muchos como yo. Estamos bien porque somos más listos que ellos.
¿Quiénes son ‘ellos’?
Todos. Los gobiernos y los terroristas. Es con lo que hay que vivir.
El humor es incómodo para mucha gente. ¿Por qué?
En nuestra sociedad, hablo del islam, todo gira en torno al respeto. Tenemos miles de años de tradición de rituales. Una parte de esa cultura era el humor, tenemos poemas y libros de humor muy antiguos, pero todo depende de cómo lo digas. No enviamos el mensaje de forma tan visual como mental. Cuando intentas decir algo de forma diferente, tienes que estar seguro de que se va a entender y de que no se va a interpretar como algo vulgar, irrespetuoso. Si quiero dibujar sobre el islam no puedo ser muy directo, porque la gente se quedaría con la polémica y no con el mensaje, o porque podría tomarse como una ofensa. No quiero desviar la atención. En nuestra cultura todo está censurado: internet, los besos en las películas, todo puede ser un shock. Así que aunque tratamos de llegar al límite de lo prohibido, no lo traspasamos porque la gente no está acostumbrada.
¿Eso explicaría el que una viñeta europea pueda ser una ofensa para ustedes?
Tenéis que ser conscientes de que nada es local, que todo está en internet y que nosotros sabemos vuestros idiomas, que entendemos lo que pensáis de nosotros. Muchos musulmanes hablan inglés, español, francés, italiano, según el país en el que vivan. Y vemos y entendemos vuestros mensajes, pero a vosotros no os importamos.
El mundo bajo Murdoch
Hay más autores árabes que se quejan de eso, por ejemplo Yasmina Khadra. ¿No queremos saber del mundo árabe? ¿Ese es el gran problema?
El gran problema es que todos los medios están controlados por una sola persona, Rupert Murdoch. Conocéis el mundo gracias a él. Conocéis vuestra realidad y no solo no tenéis acceso a nosotros, sino que no tenéis por qué estar interesados en la nuestra. Si vuestros gobiernos os dicen que vivís en un mundo feliz, que sois listos y nosotros tontos, que lo que nos ocurre no tiene nada que ver con vosotros… Pero lo tiene. Vuestros ejércitos están en nuestros países y vuestros gobiernos controlan los nuestros. Controláis nuestras vidas, nos juzgáis y no os importa. Pero estamos aquí. Queremos ser escuchados.
¿La crisis de los refugiados sirios marca un punto de inflexión para empezar a entendernos?
Es una bofetada en la cara y lo es gracias a las redes sociales. Refugiados en Europa ha habido toda la vida, pero estos lo cuentan en las redes, se hacen visibles. Y son gente que habla inglés y alemán, gente educada.
¿De eso va a hablar en el festival Ja!? (Sala BBK, 20.00 h.)
Voy a hablar de seres humanos, de relaciones entre seres humanos. Quiero decir que somos iguales. Que las fronteras no son físicas sino mentales. Que la gente quiere saber qué ocurre en el otro lado. Soy optimista, por eso estoy aquí.
Ha hablado de las redes sociales. Usted publica en ellas (Facebook). ¿No trabaja para ningún medio?
Al principio lo intenté, pero no me quisieron. Me dijeron que no era bueno y que no era divertido. Bueno, no soy divertido (se ríe). Ahora sé que eso es bueno para mí, que no tengo que plegarme a una línea ideológica. Intento criticar a todo el mundo y todo el mundo me da. Publico en la red y llego a todo el mundo, el lenguaje visual y no textual tiene esa ventaja. Pertenezco a una generación que ha cambiado el mundo a través de la red.
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