Más de un centenar de emigrantes gallegos vuelven a Galicia para reencontrarse con la tierra de la que se despidieron a mediados de siglo de la mano del programa «Reencontros»

Salvador y su esposa son de Ponteceso. Amparo, de Laracha. Los tres recuerdan al detalle cada rincón de las aldeas donde se criaron. También conservan palabras que aprendieron muy de niños, antes de cruzar el océano para emigrar de la mano de sus padres. Los tres llevan décadas sin visitar su lugar de origen. Un referente vital que, reconocen, no se olvida pese a la distancia y las experiencias vividas. «Es la tierra de uno y de eso no nos olvidamos», explican nada más pisar el aeropuerto vigués de Peinador. En la puerta de salida los esperan familiares a los que llevan muchos años sin ver, pero que reconocen al momento. Entre abrazos de morriña, estos participantes en el programa «Reencontros» del Gobierno gallego revelan que «la cosa allá [por Montevideo] está muy difícil» y agradecen la oportunidad de volver al origen por tres meses.

Es el período durante el que, bajo el paraguas de este programa, los participantes podrán reencontrarse con sus familias, con sus aldeas y con todo lo que dejaron. El folklore, la gastronomía o las tradiciones gallegas son algunos de los puntos vitales de este viaje a las raíces, donde los viajeros tendrán la oportunidad de convivir durante dos semanas en una residencia de tiempo libre en Panxón. La idea es que, desde allí, recorran parte de la geografía gallega y conozca una Galicia muy diferente a la que dejaron atrás hace muchas décadas. Uno de los platos fuertes de estas escapadas será la visita a la capital gallega, que estará aderezada por una recepción institucional.

En una segunda fase del viaje, los participantes convivirán con sus familias en sus lugares de origen. En el caso de Amparo, se dividirá entre su Laracha natal y Carballo, donde ahora residen la mayoría de sus familiares. A su lado agotarán los tres meses de estancia en Galicia, el primer viaje de regreso para muchos de los que se embarcaron a mediados de siglo con una maleta llena de miedos y esperanzas. Con la perspectiva que concede el tiempo, los mayores que pisaron suelo gallego el jueves por primera vez en muchos años comentan lo mucho que «han cambiado las cosas» y esperan ansiosos reencontrarse con una tierra que, intuyen, también habrá cambiado mucho.

En total serán 133 personas todas ellas mayores de 65 años las que participarán de estos meses de vuelta a sus orígenes. La mayoría de los grupos proceden de Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela o Cuba, los principales países de recepción de emigrantes gallegos a lo largo del siglo pasado. Cada grupo cuenta con un cuidador médico que velará por el bienestar de los participantes durante los meses de estancia en Galicia.

Al término de la visita, los emigrantes retornarán a sus países de acogida con el equipaje, esta vez sí, cargado de reencuentros y vivencias. En palabras del secretario xeral de Emigración, Antonio Rodríguez Miranda que compartió las primeras horas de los emigrantes ya en suelo gallego «estamos ante una oportunidad única de que se vuelvan a encontrar con profundas raíces personales y de que redescubran vínculos familiares dejados atrás, pero no por ello olvidados». En una tierra que, todos coinciden, «siempre tirará».