EL drama humano que siempre llevan consigo los éxodos migratorios es, antes de realizar cualquier otra consideración sobre el tema, lo primero a lo que hay que hacer frente para, al menos, tratar de paliar los aspectos más penosos de la trágica situación en la que se encuentran quienes se ven obligados a migrar forzadamente. Hay que decir que hablar en ocasiones como estas de dramas humanos o de situaciones trágicas no es ninguna licencia retórica, sino más bien la constatación de unas condiciones de vida que solo la realidad de los hechos permite calibrar en su auténtica magnitud. Las imágenes que sobre este éxodo migratorio nos han llegado son ilustrativas de la desesperada situación en que se ven obligados a subsistir quienes el único pecado que han cometido es el de haber nacido y habitar en el lugar equivocado.

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