Sociedad

El Papa pide acoger a los refugiados pero también evitar «la aparición de crisis humanitarias» que los obligan a escapar

ABC, juan vicente boocorresponsal en el vaticano, 01-10-2015

Defiende el «derecho a no tener que emigrar»

Igual que hizo en su discurso ante el Congreso norteamericano, el Papa Francisco pide al mundo una generosa acogida de emergencia a los refugiados, pero también estudiar al fondo «las causas de las migraciones» y, sobre todo, evitar «la aparición de inaceptables crisis humanitarias en muchas zonas del mundo».


Las decenas de millones de refugiados que se dejan el patrimonio familiar y se juegan la vida intentando llegar a un país seguro son víctimas, en su mayor parte, de guerras alimentadas, azuzadas y explotadas económicamente desde el exterior de sus países.


Por eso el Papa pide actuar en dos frentes: primero solucionar la emergencia, salando a la persona en peligro, pero inmediatamente después estudiar a fondo las causas de la mayor tragedia de este tipo desde la Segunda Guerra Mundial.


En su mensaje para la Jornada Mundial del Inmigrante y el Refugiado, que se celebra el domingo 17 de enero de 2016, el Papa señala ante todo que «los emigrantes son nuestros hermanos y hermanas que buscan una vida mejor lejos de la pobreza, del hambre, de la explotación y de la injusta distribución de los recursos del planeta».


Por eso considera importante «mirar a los inmigrantes no sólo en función de su condición de regularidad o irregularidad, sino sobre todo como personas que, tuteladas en su dignidad, pueden contribuir al bienestar y al progreso de todos cuando respetan el patrimonio material y espiritual del país que les acoge y obedecen sus leyes».


La realidad económica objetiva es que los inmigrantes enriquecen al país al que llegan y empobrecen al que abandonan, aunque al menos pueden paliar parte de su pobreza con las remesas a sus parientes y familiares. Por eso el Papa pide trabajar para que las personas puedan ejercer «el derecho a no tener que emigrar» y poder seguir contribuyendo en su patria al desarrollo de su propio país.


En su mensaje, Francisco vuelve una y otra vez a las causas: «Es necesario evitar, ya en su origen, la huida de los prófugos y los éxodos provocados por la pobreza, la violencia y la persecución».


Y también da una alarma frente a manipulaciones políticas en los países de destino: «Es indispensable que la opinión pública sea informada de forma correcta para prevenir miedos injustificados y especulaciones a costa de los inmigrantes».


En el aspecto estrictamente religioso, el Papa recuerda que el único modo en que la Iglesia puede actuar ante este problema es «inspirándose en el ejemplo y las palabras de Jesucristo. La respuesta del Evangelio es la misericordia».


Pero no por simple filantropía. Francisco añade que en la raíz del Evangelio de la misericordia, el encuentro y la acogida del otro se entrecruzan con el encuentro y la acogida de Dios: acoger al otro es acoger a Dios en persona.

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