Virginia Guerra Ros abogada y coordinadora de extranjería en el colegio de abogados de pamplona

“Va a haber una criba grande en los solicitantes de asilo, el Estado los va a mirar con lupa”

Diario de Noticias, Una entrevista de Enrique Conde Fotografía Javier Bergasa, 29-09-2015

pamplona – ¿A quién acude un refugiado para poder asesorarse?

- El Servicio de Extranjería del Colegio de Abogados de Pamplona, donde somos 63 letrados que prestamos servicios los 365 días del año, es donde nos ocupamos de esos asuntos. El año pasado atendimos diez peticiones, todas de ucranianos. Las labores que hacemos son asistencia a los extranjeros irregulares que han sido detenidos, también asistimos a los que van a centros de internamiento, recurrimos órdenes de expulsión y, por último, nos encargamos de los solicitantes de asilo. Cruz Roja se encarga de acogerlos, concierta una cita con la Brigada de Extranjería y nos llaman como abogados de guardia para que les atendamos. Luego se manda copia de dicha entrevista a ACNUR y a la Oficina de Asilo en Madrid. Pero además de este asesoramiento necesitan asistencia sanitaria, recursos económicos, viviendas, tienen muchas necesidades a las que dar respuesta.

Han creado un registro de abogados para asesoramiento ante la llegada masiva de refugiados sirios.

- El Registro de Abogados creado a nivel nacional está previsto para esta situación que es excepcional. Se ha pensado en que se pueda recurrir a esa lista de letrados especialistas en Extranjería cuando algunos colegios se encuentren colapsados. Se piensa también para conflictos en un futuro. En Pamplona no tenemos muchas solicitudes de asilo y en Melilla por ejemplo sí tienen ese problema, porque hay muchos solicitantes que se plantan en las vallas. Una vez que les asistimos en la entrevista va a la Oficina de Asilo y Refugio en Madrid y se decide si se admite a trámite o no. Hasta ahora, en aquel servicio perdemos un poco de vista el asunto y ahora habrá que ver si existe saturación, si podemos seguir la solicitud hasta el final, si nos van a notificar las admisiones a trámite…

¿Qué problemas ve para poder afrontar la realidad que viene?

- El problema del asilo es que es muy largo de tramitar. Normalmente la admisión a trámite, solo eso, de una solicitud de asilo tarda un mínimo de seis meses y se puede ampliar el plazo hasta un año. La resolución del asilo, estamos hablando de que solo hay una oficina en Madrid, y hay expedientes de hasta hace tres años. Mientras tanto, se les concede una tarjeta provisional de solicitantes de asilo, pueden trabajar legalmente, tienen derecho a ayudas sociales que se tramitan como la RIS, tienen derecho a la concesión temporal de vivienda y a asistencia sanitaria mientras se está tramitando. Así hasta que se obtiene el estatuto del refugiado, con el que pueden residir en España legalmente. En Navarra hay muy pocos casos.

Habla de que hasta ahora el proceso era muy largo.

- Mucho hablar de asilo pero en España era muy difícil de conseguir. El solicitante lo que alega es que está en peligro, porque su país está en zona conflictiva o ha sido discriminado, es muy difícil que superen la entrevista porque son indocumentados, vienen muchos sin documentación porque vienen huyendo, pero las autoridades muchas veces razonan otras cosas y dicen a saber de dónde vienen y sí se han inventado todo. La burocracia es muy formalista. Igual estamos una mañana entera para entrevistar a uno o dos solicitantes de asilo, porque les preguntan absolutamente de todo. Desde cuándo nacieron, cómo era su vida allí, por qué están en peligro, todo lo que se nos pueda ocurrir sobre el origen de una persona. El hecho de que muchos no hablen español hace que todo el trámite sea muy largo. No va a haber solo sirios, también iraquíes, afganos, pakistaníes… Gente que viene de países en conflicto, por lo que va a haber una entrevista minuciosa, nadie se va a llevar el estatuto bajo el brazo. He podido asistir a 15 solicitantes en mi vida profesional y solo se han conseguido la mitad.

¿Y cree que se puede suavizar ese control burocrático sobre los que lleguen para aligerar los trámites?

- Ahora se va a plantear exactamente lo mismo. Ya ha habido voces que dicen que si esto va a ser aprovechado por los yihadistas para introducirse en Europa y, por la procedencia de los que van a llegar, seguro que las autoridades tienen sospechas, se entrevistará a todos los miembros de la familia (a los menores no se les entrevista y la Ley de Asilo dice que no se pueden separar las familias) para que corroboren la versión. Va a haber una criba importante de solicitudes de asilo, porque los van a mirar con lupa. Nadie nos ha dicho que no vaya a ser el procedimiento de siempre y que se vaya a dar el estatuto libremente. Pero no se sabe nada de lo que va a ocurrir, de los que van a venir, de fechas… Es una vergüenza.

No veo razones para el optimismo.

- La burocracia a nivel nacional e internacional para conseguir una tarjeta de refugiado es lenta y desesperante. De momento en Europa se sigue hablando de las cuotas de refugiados, están tardando meses, pero todavía no sabemos lo qué corresponde a cada autonomía y estamos en una fase muy inicial. Hay que arrancar ya.

¿Cómo se comporta un asilado aquí por los casos que han tenido desde hace años?

- Esta casuística tan a lo bestia no se nos había dado todavía, pero generalmente son gente que ya llevan años como refugiados aquí, incluso sirios, que se mezclan con la población y son gente que se suele quedar. La integración es plena y hasta ahora, que había habido pocos refugiados en Navarra, se quedaban. Hay que concienciar a la Administración para que se agilice el tema del asilo, hay que reforzar los funcionarios de la Oficina. Hasta ahora parece que no se confiaba en el solicitante de asilo, pero la mayoría lo hacen por situaciones límite, porque temen por su vida ya sea por conflictos bélicos, por homosexualidad en países musulmanes, por pertenencia a minorías étnicas… El Estado no es consciente de la gravedad de las situaciones y tiende a no creer a los solicitantes de asilo. Pero, desde luego hasta ahora, las denegaciones eran mucho mayores que las admisiones.

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