Más de 60 académicos australianos reclamaron este lunes al Gobierno de Australia libre acceso para los trabajadores de Naciones Unidas a los centros de detención de inmigrantes indocumentados que tiene el país oceánico.

En una carta abierta, los intelectuales reseñaron su preocupación por la nueva Ley de Protección de Fronteras y que esta “ponga en peligro la independencia del relator especial de la ONU sobre los derechos humanos de los migrantes”, Francois Crépeau.

Desde 2012, Australia tramita en países terceros las solicitudes de inmigrantes que viajan al país oceánico en busca de asilo y abrió centros de detención en Papúa Nueva Guinea y Nauru.

“Según esa ley, los empleados de los centros de inmigración corren el riesgo de ser encarcelados por dos años si hablan acerca de las condiciones de los centros de detención y otros asuntos relacionados”, agrega el texto divulgado por la Universidad de Nueva Gales del Sur.

El pasado fin de semana, Crépeau pospuso de manera indefinida su visita a Australia al considerar que se le bloquea el acceso a dichos recintos.

Un comité del Senado australiano presentó en agosto un informe calificando como “no adecuadas, apropiadas o seguras” las condiciones de los solicitantes de asilo, que a finales de julio eran 637 personas, incluidos 87 niños y 111 mujeres.

El comité pidió una investigación por las acusaciones de abusos sexuales y otras violaciones en los centros y exigió el acceso de la comisión de derechos humanos y la prensa al lugar al denunciar que “la cultura de secretismo” ha facilitado estos excesos.

La comisión de derechos humanos también denunció el pasado febrero que numerosos menores recluidos en los centro se habían autolesionado o lo habían intentado, y que decenas habían sufrido abusos sexuales.

La ONU y grupos de defensa de los derechos humanos han criticado estos centros de detención en los que un comité del Senado investiga denuncias de presuntos abusos sexuales a varios internos.

Muchos de los inmigrantes han huido de conflictos como los de Afganistán, Darfur, Pakistán, Somalia y Siria, y otros que han escapado de la discriminación o de la condición de apátridas como las minorías rohingya, de Birmania, o Bidun, de la región del Golfo.